28 de noviembre de 2008

HOMENAJE A LA VUELTA DE OBLIGADO

Como sin duda los diarios "serios", o pasquines, al igual que los medios radiales o televisivos no mencionarán ni honrarán la épica jornada de la vuelta de Obligado que es el día de la Soberanía Nacional, para no hacerme cómplice de ese silencio, y en honor y entrañable recuerdo de los héroes de obligado, les rendiré a través del presente mi humilde homenaje y reconocimiento.

Fue un 20 de Noviembre de 1845. El Restaurador de la Leyes había ordenado al General Mansilla que impidiera que la fuerza invasora de Francia y de Inglaterra se entrometiera y navegara sin autorización por el Río Paraná.

Mansilla acata de inmediato el mandato de Juan Manuel y en el recodo de la Vuelta de Obligado prepara la defensa. Como símbolo de la poética epopeya encadenará el gran río para impedir el avance invasor. Son las 7 de la mañana.

Ha despuntado el sol. La tropa está formada. El General Mansilla pronuncia la proclama:

"Viva la Confederación Argentina!!!
Mueran los salvajes unitarios!!!!!!!!

"Milicianos del Departamento del Norte!! Valientes soldados Federales, defensores denodados de la Independencia de la República y de la América!!!

Los insignificantes restos de los salvajes unitarios… vienen hoy sostenidos por los codiciosos marinos de Francia y de Inglaterra, navegando las aguas del Gran Paraná, sobre cuya costa estamos para privar su navegación bajo de otra bandera que no sea la nacional!!...

¡¡Vedlos, Camaradas, allí los tenéis!!!... Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la Soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin mas títulos que la fuerza con que se creen poderosos. ¡¡Pero se engañan esos miserables: aquí no lo serán!!… ¿No es verdad, Camaradas? ¡Vamos a probarlo! … ¡Suena el cañón! Ya no hay paz con la Francia ni con la Inglaterra. ¡¡¡Mueran los enemigos!!!... Tremole en el Rio Paraná y en sus costas el pabellón azul y blanco , y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea.

Sea esta vuestra resolución, a ejemplo del heroico y gran porteño, nuestro querido Gobernador Brigadier don Juan Manuel de Rosas, y para llenarla contad con ver en donde sea mayor el peligro a vuestro jefe y compatriota el General

LUCIO MANSILLA.

¡¡Viva la Patria!!¡¡Viva la Independencia!!¡¡Viva su heroico defensor don Juan Manuel de Rosas!!


¡¡Mueran los salvajes unitarios y sus viles aliados los anglofranceses!!"

Esta magnifica proclama fue pronunciada por el bizarro jefe a viva voz , frente a la emocionada tropa, y con los barcos enemigos a la vista.

La banda de Patricios entona los compases del Himno Nacional.

Todo el Rio, toda la Patria, la América toda y el mundo entero escuchó el estribillo final: "O juremos con gloria morir" y el consiguiente y atronador "¡¡Viva la Patria!!".

Mansilla ordena abrir el fuego.

La diferencia de fuerzas es descomunal. Los invasores venían con más de seis mil hombres y sus barcos superaban los 400 cañones. Entre ellos había vapores, bergantines, fragatas y corvetas.
Nuestros cañoncitos en la vuelta de Obligado no fueron mas de 35. Sus calibres eran entre 8, 10, 12, 18 y uno sólo de 24. Las bocas de fuego enemigas contaban con un calibre entre 30 y 80; y resultaban la última técnica conocida en artillería.

El enemigo utilizó la última tecnología europea en materia de granadas; las francesas "paixhans" de un poder mortífero desconocido en estos lares al igual que los "Howitzers", lanzados desde los vapores que causaron una espantosa destrucción en nuestras tropas".

Cabe recordar que los cañones con que Inglaterra hizo la nefasta guerra del opio en China fueron los mismos que se emplearon en Obligado.

La batería de Thorne se transforma en un infierno incesante de fuego, que sólo cesará cuando el mismo cae seriamente herido. Como consecuencia de ello, no volverá a oír y se ganará el apodo de "el sordo de obligado". A las 4 de la tarde nos quedamos sin munición para los cañones. Los anglofranceses aprovechan esta circunstancia y desembarcan.

El General Mansilla ordena cargar a bayoneta, dando el ejemplo, conduce a sus infantes, resultando herido en el estómago. El enemigo debe reembarcarse. El Teniente Facundo Quiroga, hijo del caudillo, combate heroicamente; al igual que el Coronel Vicente González, el famoso "Carancho del monte".

Nuestra caballería entra en acción siendo bombardeada y ametrallada desde los barcos, y con numerosas bajas recibe la orden de retirarse tierra adentro. Sin embargo quedarán muy cerca con el objeto que las tropas de desembarco no puedan avanzar mas que un centenar de metros y de esta forma ni siquiera logren hacer una "cabeza de playa".

Después de mas de diez horas de implacable lucha, con las barracas sembradas de cadáveres, y sin munición; los argentinos se retiran. Murieron 240 hombres y hubo mas de 400 heridos.
Para las fuerzas invasoras fue una victoria a lo Pirro.

Mas adelante, serían enfrentados en El Quebracho, San Lorenzo, Tonelero, etc. Finalmente se darían cuenta que, como decía el General San Martín "los argentinos no se comen de un bocado como empanadas".

Como en los cuentos de hadas, finalmente, este hecho glorioso concluirá con el retiro de los invasores y un tratado en el que Inglaterra reconocerá que la navegación del río Paraná es exclusiva de nuestros barcos. Devolverá todos los buques, que nos había tomado; y en desagravio al Pabellón Nacional ejecutará 21 tiros de cañón!!!!!!!

Lo que da mas valor a este triunfo es que los unitarios apoyaron a las fuerzas francesas e inglesas en su odio a Rosas. El General Garibaldi, al cual nuestro heroico Brown terminó sacando a puntapies, saqueó, violó y destruyó los indefensos pueblos litoraleños. Tal vez por eso la masonería le levantó la estatua en pleno Palermo, frente a la residencia del Restaurador.

En Obligado se vieron actos surrealistas de un valor increíble como aquel Teniente Romero, quién disparó el ultimo cañonazo –de nuestra parte y, al no quedarlo ya ni un saquete, trepó enardecido y vibrante sobre su cañón, montandolo como si se tratara de un caballo, dando vivas a la Paria y carajeando al enemigo. Un proyectil de un buque silenció su sinfónica proclama y terminó con su vida terrena….

O aquél otro que con su caballo y lazo en mano enlazó nada menos que un cañón de uno de los temibles buques.

Obligado fue un símbolo, una epopeya fundacional, no solo geopolítico, sino también óntico y metafísico.

Hoy el Teniente Romero vuelve a carajear al enemigo y nos convoca e insta a una nueva batalla de Obligado.

Si alguno de ustedes es o se siente poeta, qué mejor, que como un Ulises, Píndaro, Virgilio, Dante o Martín Fierro cante esta heroica gesta.

No los molesto más. Pero los apremio a no olvidar este triunfo de toda Hispanoamérica contra el leviatán. Y los insto a que de algún modo; cada uno verá cómo, cumplan con el mandamiento de piedad filial honrando a todos aquellos que dieron su vida por la Patria o combatieron por ella.

Un fuerte abrazo. Con el cariño de siempre de

Por Juan Antonio Vergara del Carril