31 de julio de 2011

JOVENES REVISIONISTAS ES LA RAMA JUVENIL DEL INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES HISTORICAS "JUAN MANUEL DE ROSAS"



Con enorme satisfacción, y tras un esfuerzo colectivo que embargó a todos los integrantes de Jóvenes Revisionistas (JR), el día 26 de julio de 2011 fuimos corroborados como rama o brazo juvenil del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Este gesto, largamente esperado por JR, se lo debemos al presidente de tan prestigiosa institución del pensamiento y la cultura nacionales, Dr. Alberto González Arzac. Él escuchó nuestro pedido en una reunión que mantuvo con algunos miembros de la Comisión Directiva de JR en días pasados, no sin antes interiorizarse sobre algunos detalles concernientes al por qué habíamos sido puestos en duda sobre dicha condición que fue confirmada, como exponemos en esta nota, en un documento firmado por el entonces presidente del Instituto Rosas, Jorge Oscar Sulé, en el año 2008.

Despejadas las dudas, González Arzac reafirmó lo expuesto por Sulé tres años atrás, en el documento oficial que colocamos aquí y que tiene por fecha 26 de julio de 2011. De esta manera, Jóvenes Revisionistas refuerza su pertenencia a la orgánica del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, y como quedó manifestado en diversas oportunidades, apoyamos con ferviente decisión esta nueva administración del Dr. González Arzac para dar la batalla cultural que tanto nos debemos los argentinos, para dejar de ser una patria sometida a los designios más lúgubres que la pierden y la disminuyen como tal.

Próximamente, estaremos desarrollando con normalidad nuestras habituales actividades de difusión, y exhibiremos un pormenorizado calendario con conferencias, actos y excursiones que haremos alternativamente de aquí al mes de diciembre del corriente año, para regocijo de revisionistas y amantes del federalismo argentino. Desde luego, que nuestras actividades tendrán la aprobación, o no, del Dr. Alberto González Arzac.


Un afectuoso saludo y abrazo para todos.


Comisión Directiva

JOVENES REVISIONISTAS

25 de julio de 2011

LA INFLUENCIA DEL ALAMBRADO EN LOS HOMBRES DE TIERRA ADENTRO

Ilustración de la famosa Estancia "Santa María", cuya huerta estuvo alambrada en 1845 por iniciativa de Richard Blake Newton.


Cuando apareció el alambrado en los campos argentinos, se dice que el gaucho perdió mucho más que su innata libertad para desplazarse por los confines de la extensión. De acuerdo con Elbio Bernárdez Jacques (Fisonomías Gauchescas), el gauchaje tenía en la pampa “todos los sonidos, todas las vibraciones de la tierra. Rumor de pamperos, relinchos de baguales, aleteos de pájaros, silbido de perdices, toda esa música, en ocasiones elegíaca, en otras ruda y sonora, toma parte en el concierto de su gran armonía”. El autor no quiere imponer al lector lo negativo que resultó para el hombre de campo la aparición del alambrado. Así, nos señala: “Los alambrados, tendidos en cuadro, sobre su dilatada superficie, no han logrado pialar su libertad: sirven también de pentagrama en el concierto armonioso del llano. En sus hilos tirantes, como en una inmensa lira, vibra la música del desierto”.

El gaucho, hasta que la campaña fue encerrada por el alambrado, fue bagual sin jinete y ave con sueños de libertad. Recorrió todos los fogones que, de tanto en tanto, se le presentaban en la oscuridad de la naturaleza, y muy cerca de ellos cantó las realidades de su patria, en todas las guitarreadas habidas y por haber. Y si los gauchos no plantaron ningún árbol en esos terrenos ilimitados, fue porque “la pampa no es una zona arbórea y son pocos los árboles que originariamente arraigan en ella”, señala Bernárdez Jacques. Además, otra realidad se hacía patente. El criollo no iba a colocar frutales o leguminosas sabiendo que, por falta de alguna protección o alambrado, podía llegarse hasta el lugar otra persona que le quitara lo que aquél, con tanto esfuerzo, había plantado y sembrado. Suena lógico, por cierto. La agricultura y la ganadería sistematizadas vinieron más tarde, con la imposición del alambre en el campo: aquí, ya nadie podía robar lo ajeno con tanta facilidad.

José Pedroni nos habla de un antes y un después en la vida del criollo desde que hizo su aparición el alambrado. Uno de los versos de su poema “Gaucho”, dice: “Quisiera haber vivido en tu primer instante/ antes de la entrega de la pampa/ antes del encierro de los árboles./ Haber vivido en el alto mediodía de tu lance”. Y nos deleita con esta otra observación, la del gaucho que ha sido despojado de sus más valientes virtudes y prácticas: “Quisiera haber estado (…) antes del encierro de la aguada/ donde entre junco y ave/ alguna vez te proyectó el ocaso montado y con amante./ Antes del alambre con uñas,/ desgarrador de carnes./ Yo no tendría, ahora, este dolor cobarde/ dormiríamos juntos bajo la Tierra Madre”.

Haciendo una respetable crítica a las sociedades modernas que se erigieron, como tales, desde la clausura de los campos por acción de los alambrados, el poeta Pedroni compara la personalidad del hombre urbano con respecto a la que tenían los gauchos de antaño: “Las piernas entre ramas,/ los ojos anhelantes,/ desmontados andamos de tu coraje/ sin cuchillo, sin lazo,/ por amarillas calles./ Viento ladrón de libertad y honra/ metido en los trigales”.

RICHARD NEWTON, ¿EL PRIMER ALAMBRADOR?

En nuestro país, de acuerdo al escritor Noel H. Sbarra, existen dos puntos de partida que dieron origen al alambrado. El primero se remontaría al año 1845, época en que un inglés llamado Richard Blake Newton lo introdujo para cercar la estancia “Santa María”, la cual se situaba a 10 leguas de Chascomús, en la provincia de Buenos Aires.

Así pudo corroborarlo el cronista británico William Mac Cann, autor de un libro formidable titulado Viaje a caballo por las provincias argentinas, quien visitó en 1845 dicha estancia. Una característica de este supuesto primer alambrado en el país, es que su grosor era como el de un dedo, y que fue colocado por un carpintero escocés, Mr. Alejandro Codwell.

Newton provenía de una familia londinense de comerciantes, rubro que lo llevó a afincarse en el Plata por 1819, ante un llamado que le hizo, desde estas costas, su padre. Unos compatriotas de los Newton, los hermanos Juan y Jorge Gibson, pusieron a trabajar a aquéllos en su casa de importación y exportación de cueros de nutrias, los cuales provenían de la provincia de Entre Ríos, principalmente. Tan bueno era este negocio, que los hermanos Gibson logran adquirir 5 estancias en la provincia de Buenos Aires. En la estancia “Los Ingleses”, erigen uno de los mejores criaderos de ovejas.

A todo esto, Richard Newton también va creciendo en su posición social, aunque se vuelve un gaucho gringo. Adquiere terrenos sobre la costa del río Samborombón, partido de Chascomús, y allí se casará con doña María de los Santos Vázquez, con quien tiene quince críos. La estancia donde la investigación histórica ha dicho que se colocó el primer alambre (en su huerta, solamente), hablamos de la “Santa María”, Newton la adquirió el 19 de septiembre de 1834. El nombre se lo puso él en honor a su señora esposa.

Se dice que en 1844, Richard Newton “no olvida la educación de sus hijos. En mayo de 1844 viaja a Inglaterra con dos de ellos, Ricardo y Enrique, a fin de ponerlos pupilos en un colegio”, afirma Sbarra en su obra Historia del alambrado en Argentina. Iban los tres, una tarde, caminando por el condado de Yorkshire cuando Richard Newton “observa en el parque del conde de Fitzwilliams un espacio cercado de grueso alambre de hierro donde pacen varios ciervos. Iluminado –prosigue Sbarra-, piensa en los enormes beneficios que el sistema reportaría en un país como la Argentina, cuya principal industria era la ganadería y cuyos ganados erraban en libertad por los campos dificultando su crianza e invadiendo sembrados y plantaciones”. Así fue como el inglés decide traer a la Confederación Argentina esta innovación, “iniciando una experiencia trascendental para la economía argentina”.

A partir de entonces se desata el éxtasis del alambrado en el Río de la Plata…y el final irremediable del gaucho argentino. Surgen instituciones siempre colocadas fuera de los intereses nacionales, como la Sociedad Rural Argentina, que en 1891, y ante la presencia de Ricardo Newton –hijo mayor del introductor del alambre-, rindió un homenaje póstumo a su padre, Richard Blake.

Hasta 1969, se sabía de la existencia de la estancia “Santa María”, añeja construcción que hospedó hasta su muerte, y por varios lustros, a Richard Newton. Especificaba don Lorenzo Larralde, antiguo dueño del lugar –lo adquirió en 1913-, que por muchos años Newton estuvo enterrado en el parque de la estancia, pues allí había fallecido en 1868. Luego, sus restos fueron trasladados a Buenos Aires, conservándose, no obstante, el espacio donde reposó su cadáver: rodeado el lugar de una sencilla reja y cubierto por una lápida de mármol.

HALBACH, DESPUES DE LA ETAPA ROSISTA

La historia de Richard Blake Newton quedó entronizada como la primera experiencia del uso del alambrado que tuvo la Argentina, sin embargo parece que el primero fue don Francisco Halbach.


Todavía hoy se discute si no fue Francisco Halbach el verdadero introductor y pionero del alambrado en la Argentina, a pesar de que él lo impuso en 1855, es decir, 10 años después que Newton.



Halbach era oriundo de Remscheid, Alemania, y su año de nacimiento había sido 1801. Al igual que Newton, puso pie en las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1819, corrido por la quiebra de los negocios de su padre. Francisco Halbach casaría en 1830 con doña Gregoria Bolaños y Alagón, primogénita del coronel José Bonifacio Bolaños, héroe de la Guerra de la Independencia nacional. A partir de 1845, presentó sus credenciales a Juan Manuel de Rosas para ser Cónsul de Prusia en Buenos Aires, cargo que mantuvo hasta su muerte.

En las postrimerías de la Santa Federación (1850), Francisco Halbach adquiere la estancia “Los Remedios”, en Cañuelas. Los campos donde se levantó “Los Remedios” pertenecían, hacia 1758, a la Hermandad de la Santa Caridad, obra fundada por el bisabuelo del general Belgrano, el presbítero Juan Alonso González.

La firma importadora Zimermann, Frazier y Cía., donde había trabajado Francisco Halbach en algún tiempo, compra el lugar en 1825. “Al año siguiente –agrega Noel Sbarra-, Zimermann compra a sus socios la totalidad del establecimiento y, finalmente, en 1850 lo enajena a su cuñado Halbach”.

El tema es que “Don Francisco (Halbach), que en 1854 viaja a Europa, estudia la posibilidad de cercar su estancia, adquiriendo el alambre indispensable; y en 1855 rodea “Los Remedios” –excepto, por supuesto, la parte que da al río- con cuatro hilos de alambre de los números 5 y 6, sujetos con grampas a los “principales” de ñandubay (postes enteros) plantados cada 50 varas y con medios postes cada cinco varas”, afirma Sbarra.

Para ese entonces, Halbach había logrado lo que Richard Newton no pretendió hacer: en lugar de alambrar solamente una parte de la estancia (la huerta), Halbach lo había hecho a gran escala, enteramente. De allí una polémica que tuvo lugar, a partir del cercado de “Los Remedios”, en cuanto a quién pertenece, en verdad, la implementación masiva del alambrado en la República Argentina, si a Newton o a Halbach.

En una tertulia de 1855, un rico hacendado, de la alcurnia de los Terrero, dejó entrever que Juan Manuel de Rosas, “que entre los muchos aciertos que no pueden negarle sus enemigos más acérrimos, está el de haber sido el más práctico estanciero, empezó a cerrar con tapiales una estancia de cuatro leguas”. ¿Pudo haber sido el Restaurador el primer hombre que ideó la forma de cerrar los campos? Este pensamiento puede parecer exagerado, más teniendo en cuenta que Rosas no iba a dejar sin libertad al gauchaje o a sus amigos los indios.

Después de caído el régimen rosista, el alambre figura por primera vez como artículo de importación. En la aduana de Buenos Aires, “es corriente ver ahora entre las cargas de los barcos de ultramar los rollos de alambres consignados a distintas casas, mezclados con pipas de vino, cajones de ginebra, latas de sardinas, cajas de pañuelos pintados, etc.”. El gaucho Fierro huye, y se vuelve matrero. Ya no hay lugar para los hombres de a caballo.


Por Gabriel O. Turone


Bibliografía:

- Benarós, León. “El Desván del Clío” (Richard Blake Newton: el primer alambrado en nuestro país. Alambres del grosor de un dedo), Revista “Todo es Historia”, Año III, N° 29, Septiembre de 1969.
- Pedroni, José. “Gaucho”, poema de su autoría.
- Sbarra, Noel H. “Historia del alambrado en Argentina”, Editorial Raigal, Buenos Aires, julio de 1955.

17 de julio de 2011

"COINCIDENCIAS ENTRE ROSAS Y SAN MARTIN", DISERTACION DEL TCNL (R) HORACIO MORALES, EN SANTOS LUGARES

Un momento de la conferencia. A la izquierda de la imagen, el Dr. Carlos de Santis, presidente del Instituto Rosas de General San Martín, y a la derecha el teniente coronel (R) Horacio Morales.


Fue una mañana agradable la del sábado 16 de julio próximo pasado en los Santos Lugares de Rosas, en la localidad de San Martín. Diríamos, ideal para escuchar la interesante conferencia que otorgó el Tcnl (R) Horacio Morales en el marco de una serie de disertaciones que, habitualmente, organizan los integrantes del Instituto “Juan Manuel de Rosas” de la citada localidad bonaerense. Allí estuvo presente Jóvenes Revisionistas a través de su presidente, Gabriel O. Turone, y de uno de sus Vocales Titulares, Juan Manuel Cardoso.

El tema de la charla era atractivo, y siempre genera una enorme satisfacción para los que nos sabemos simpatizantes del Restaurador de las Leyes y su obra de gobierno, pues, como se sabe, ésta fue premiada cuando José de San Martín le lega a aquél su glorioso Sable Corvo desde Francia.

LOS 5 VIAJES DE LA RELIQUIA HISTORICA

El ocultamiento de la sana relación que mantuvieron Rosas y San Martín tiene como uno de sus puntos de partida la batalla de Caseros. Allí, los vencedores de la Federación tuvieron el tiempo suficiente para fabular sobre todos los aspectos de la vida de don Juan Manuel y sus funcionarios. Se dedicaron, sin más, a hacer pasar por ciertas aquellas mentiras que no tuvieron ninguna clase de asidero o sustento documental. Cuando la realidad de los hechos y testimonios se hacía patente, como ser la amistad entre el Restaurador y el Libertador, los unitarios ganadores emprendieron el ocultamiento pertinaz. “Todos estamos pagando las consecuencias de Caseros, que eliminó la etapa más gloriosa que fue la Confederación Argentina”, espetó Morales.

San Martín adquiere su sable en el año 1811 en la ciudad de Londres, Inglaterra. A partir de entonces, la reliquia será trasladada unas cinco veces de un lado a otro del Océano Atlántico, quedándose definitivamente en Argentina a partir de 1897. El itinerario bien merece ser puntualizado:

1) Estando José de San Martín en Inglaterra, a finales de 1811 adquiere el sable corvo. Un año más tarde, en 1812, ya se encuentra en las Provincias Unidas del Río de la Plata presto para iniciar la campaña libertadora. Aquí se produce el primer cruce trasatlántico de la espada (Inglaterra-Argentina).

2) Amenazado de muerte por los logistas de Buenos Aires, San Martín finaliza su campaña promediando 1824, ocasión que aprovecha para irse a Europa. Desde allá, le encarga a su hija Mercedes que le lleve su sable corvo al viejo continente. Estamos en las postrimerías de 1832, y ella cumple con el deseo de su padre. Segundo periplo trasatlántico (Argentina-Francia).

3) La muerte de San Martín se produce en 1850. Entonces, el sable corvo había pasado a engrosar el patrimonio de su yerno, Mariano Balcarce, y el de su hija Mercedes, quienes vivían en Buenos Aires. Aquí se produce el tercer viaje trasatlántico de la espada (Francia-Argentina).

4) Juan Manuel de Rosas es electo por segunda vez gobernador bonaerense en 1835. Ya en 1844, San Martín dicta su famosa Cláusula 3° donde le legaba su gloriosa espada al Restaurador. Sin embargo, semejante honor tendrá lugar a partir de 1850, cuando se lo hace saber Balcarce mediante una carta que le manda a Rosas el 30 de agosto de ese mismo año. Don Juan Manuel conservará la espada hasta Caseros y se la llevará consigo al exilio de Southampton. Cuarta travesía trasatlántica (Argentina-Inglaterra).

5) Rosas conservará la presea militar más gloriosa de la historia argentina hasta su muerte, ocurrida en 1877. La mantiene guardada en todos esos años dentro de su estuche original, con el único aditamento de mandar hacer una chapa de bronce con la Cláusula 3° (de 1844) que fijará en el mismo. Máximo Terrero y su esposa, doña Manuelita Rosas, se quedan con todos los bienes de Rosas, y se los llevan a Londres, casualmente la misma ciudad capital donde San Martín había adquirido el sable en 1811. En tierras inglesas permanecerá el sable hasta el año 1897, cuando, en el mes de febrero, retorna definitivamente a la patria. Se completa así el quinto viaje oceánico del sable (Inglaterra-Argentina).

La inquina no había diezmado las pasiones políticas en Buenos Aires. Muestra de ello fue la poca atención que mereció el retorno del corvo sanmartiniano a tierras criollas. Ni los periódicos de la época ni tampoco los altos oficiales del Ejército y la Marina estuvieron a la altura del acontecimiento que se vivía. “Solamente un viejo soldado, el antiguo trompa de órdenes de Lucio Norberto Mansilla en Vuelta de Obligado, el ya teniente general Donato Álvarez, se dignó encabezar la ceremonia militar que dio la bienvenida a la reliquia legada a Rosas por San Martín”, sostuvo el teniente coronel retirado Morales en su estupenda alocución.

PUNTOS DE CONTACTO

En vida, José de San Martín había llegado a la conclusión de que la única figura política nacional que se había acercado a sus valores era el brigadier general Juan Manuel de Rosas. “Si vemos la época –agrega Morales-, varias figuras pudieron haber sido honradas con la espada del Libertador. Antiguos colaboradores suyos como Tomás Guido, seguían vivos. El último sobreviviente de la Primera Junta, Juan Larrea, o el jefe máximo de la Armada Nacional, Guillermo Brown, también estaban vivos, y bien pudieron ser los herederos. Sin embargo, San Martín se quedó con Rosas”.


Al término de la conferencia, hubo tiempo para saborear unas empanadas y beber algo de vino y gaseosas. Todo se desenvolvió en un buen clima de camaradería, como se aprecia en la imagen.


Entre estas dos figuras claves de la historia patria hubo afecto, respeto y reconocimiento. El Restaurador le puso a dos de sus estancias nombres ligados al Libertador: a una le llamó “San Martín” y a otra “Ayacucho”. El bergantín “General San Martín”, que fuera robado por las fuerzas navales anglo-francesas en Montevideo, no habría llevado tal denominación si es que don Juan Manuel hubiera aceptado la propuesta que le presentaron sus funcionarios de ponerle “General Rosas”. Aquí, el gobernador desechó su nombre por el del anciano e ilustre general.

Como cada vez que transcurrían los últimos meses del año, Rosas se dirigía a los argentinos con un mensaje que voceaba desde la Legislatura (en la actual Manzana de las Luces de San Telmo). El mensaje de 1849 tenía exactas 240 páginas, lo que demuestra el genio de estadista que fue Juan Manuel de Rosas. En ese año, San Martín ya hacía rato que padecía problemas visuales que lo tenían a mal traer, por eso pidió en su residencia de Boulogne-Sur-Mer que ese mismo mensaje se lo lean en dos oportunidades. Así lo deja entrever San Martín en la última carta que le envía a Rosas el 6 de mayo de 1850: “El objeto de esta es tributar a Ud. mis más sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria, de este viejo amigo; como lo acaba de verificar en su importante mensaje del 27 de Diciembre pasado; mensaje que por segunda vez me he hecho leer…”.

El Libertador se siente altamente satisfecho al contemplar los importantes conceptos que Rosas a brindado a los habitantes de la Confederación Argentina en 1849: “como argentino –le dice en su última correspondencia- me llena de un verdadero orgullo, al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria”.

TERGIVERSACIONES Y OMISIONES

Algunos malintencionados han procurado olvidar u ocultar el verdadero significado de todas las cartas que Rosas y San Martín han intercambiado desde 1838 hasta 1850. La versión que más corrió, fue aquella que decía que San Martín “estaba viejo” y que, por lo tanto, “no sabía lo que escribía”. Otros decían que las cartas originales no eran tales porque las mismas habrían sido “cambiadas”; que dichas correspondencias no eran, para ellos, tan benévolas ni amistosas…

Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores del entonces presidente Arturo Frondizi, afirmó el 17 de agosto de 1960 que la legación del sable de San Martín a Rosas se debió “únicamente” a que Rosas era en ese momento el representante de las relaciones internacionales de la Argentina, y que hubiese dado lo mismo legárselo a cualquiera si esa representación recaía en ese momento en cualquier otra figura política…


El Dr. Alberto Gelly Cantilo dejó un mensaje en representación del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", donde ratificó el apoyo de la entidad a sus pares de San Martín, y anunció que actuará del mismo modo su nuevo presidente, el Dr. Alberto González Arzac.


Un confundido Ricardo Rojas insistía en “separar” lo que fue Rosas en su política externa de la interna. Afuera, el Restaurador había sido un excelente defensor del país, sostenía Rojas, pero internamente había sido un “tirano” y un “déspota”. Aquí, Ricardo Rojas le erraba porque jamás se puede separar lo externo de lo interno, más teniendo en cuenta el contexto histórico que había tenido que vivir Rosas. Omitía decir Rojas que la política internacional rosista fue un producto surgido de la acción perversa de los unitarios salvajes que, internamente, se aliaban a las potencias extranjeras para atentar contra la soberanía nacional (guerras intestinas, bloqueos navales, focos de subversión en distintas provincias, etc., etc.). Por eso mismo, en lugares como “en el que estamos, la vieja Comandancia Militar federal, Rosas ordenó fusilar a los unitarios que conspiraban con el extranjero. Ramón Maza fue fusilado aquí, en Santos Lugares”, dijo Horacio Morales.

El teniente coronel (R) Morales dejó, y leyó, para el final una cita que dejó escrita Leopoldo Lugones a los 23 años de edad, en referencia a la repatriación del Sable Corvo que San Martín le cedió por testamento a Rosas en 1844. Al notar la indiferencia de las autoridades argentinas que lo tuvieron que ir a recibir (José Evaristo Uriburu era el presidente de la Nación), Lugones se mostró indignado, dejando unas hermosas palabras elogiosas de la figura del Ilustre Restaurador de las Leyes, don Juan Manuel de Rosas.

Así terminaba esta excelente disertación del militar retirado Horacio Morales. Siguieron, luego, algunas palabras que pronunció el Dr. Alberto Gelly Cantilo en representación del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”. No solamente felicitó al expositor sino que, además, envió un mensaje de adhesión del flamante presidente de dicha entidad, Dr. Alberto González Arzac, en apoyo a las actividades que desde la localidad de San Martín se desarrollan permanentemente en pos del revisionismo histórico.

La hora de las empanadas y el vino se había hecho presente. El cielo de la tarde era limpio, y las charlas muy amenas. Degustar empanadas en el lugar donde se firmó el Pacto Arana-Mackau, o donde se construyeron o repararon los fusiles de la patria federal, es un honor que algunas veces nos podemos dar los revisionistas.

Jóvenes Revisionistas quiso dar una última vuelta por el interior de la ex Secretaría General de la Comandancia. Ahí mismo, cintillos federales originales, retratos pintados de Encarnación Ezcurra y monedas de la Confederación Argentina se ubicaban en las vitrinas del lugar. Un sótano ubicado en uno de los salones internos, al cual se podía bajar mediante una escalera, sugería que allí pudo haber estado algún salvaje unitario penando por ser un desalmado traidor. No lo sabemos, en verdad.


Viejo sótano que está dentro de lo que hoy es el Museo Histórico Regional "Brigadier General Juan Manuel de Rosas", donde se ubicaba la Secretaría General de la Comandancia de Santos Lugares. ¿Habrá algún unitario salvaje allí, mazorquero?


Salimos del sitio histórico, por la calle Diego Pombo, dejando tras de nosotros ese mojón de patria gaucha que se confunde, hoy, con la moderna urbanidad.

Jóvenes Revisionistas