Retomando una de las más bellas actividades a la hora de revisar nuestra historia, Jóvenes Revisionistas brindó una conferencia el pasado Viernes 23 de Septiembre que giró en torno a la figura –misteriosa y sorprendente por igual- del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, personalidad que gobernó los destinos de la otrora sobresaliente República del Paraguay desde 1811 hasta 1840, año en que se produce su deceso. Fueron sus disertantes los señores Gustavo Salomón y Luciano Schwindt, ambos Vocales Titulares de
En medio de la elegancia que brindaba el Salón Oval del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, la concurrencia puso toda su atención para escuchar a estos dos jóvenes que hacían sus primeros pasos en esto de otorgar conferencias sobre temas historiográficos. Si la memoria no nos falla, creeríamos que esta fue la primera vez que en Buenos Aires se iba a hablar sobre el Dr. Francia, una figura que la desgraciada Guerra de
EL DICTADOR Y SU POLITICA SOCIAL
Rodríguez de Francia había nacido en Asunción el 6 de enero de 1766, y era hijo de García Rodríguez de Francia, quien prestó servicios militares en el gobierno español, y de María Josefa de Velasco y Yegros, nieta del antiguo gobernador de
Luciano Schwindt expresó que el Dr. Francia “era una hombre que vivió austeramente”, y que en 1816, en un Congreso, “él fue elegido Dictador pero no como hoy se entiende a la palabra ‘Dictador’, de modo peyorativo o negativo, sino como aquel hombre que, en un momento determinado, se mostraba como el más capaz de su país para gobernar en medio de un virreinato –el español- que estaba en decadencia y donde la anarquía se esparcía por todos lados”.
Dijo que, a comienzos del siglo XIX, el dictador era considerado como en tiempos de la antigua Roma, es decir, como un piloto de tormentas al que “se lo elegía en tiempos de emergencia”. Por lo tanto, al ser ungido Dictador a través de un Congreso y por aclamación popular, no se puede decir que el Dr. Francia “fue elegido con un golpe de Estado ni mucho menos”, sino legítimamente.
Lo novedoso del Dictador Supremo y Perpetuo, tal el título que ostentó, fue que en los Congresos de 1813, 1814 y 1816 “dejó que participara la gente de clases bajas, populares”. Esto, en aquellos primeros años del siglo XIX, lo convirtió en “un político atípico” en América, puntualizó el disertante Schwindt.
Un punto fuerte de su obra de gobierno en el Paraguay fue lo concerniente a la política social. Básicamente, el Dr. Francia se “dedicó a la infraestructura”, apuntó Gustavo Salomón. “Puso la primera fábrica de cal –prosiguió-, con la que se pudieron hacer hospitales, caminos, escuelas, etc.”. ¿Qué obras de infraestructura levantó el Dictador? Veamos:
*) Reconstruyó casi totalmente Asunción, la capital del Paraguay, empobrecida por una ya paupérrima administración colonial que la dejó exhausta.
*) Al Cabildo de Asunción se le agregaron dos plantas, siendo una de las más grandes edificaciones de su tiempo.
*) Se levantó un cuartel-hospital, el cual era de avanzada. Éste cumplía con un doble propósito: de defensa, por un lado, y de salud, por el otro.
*) Se construyó la plaza “San Francisco”, nombre que surge por estar ubicada justo detrás del convento de esa Orden religiosa (Franciscanos). Después de
*) Se mandó construir
*) En 1828, fue construida la iglesia de los Dominicos.
*) Se creó un increíble sistema de luminarias que insumía unas 1500 velas diarias.
*) Para 1833, el Dr. Francia fundó
*) Fue emplazada la primera Fábrica de Instrumentos de América, espacio desde el cual se nutrían las bandas militares paraguayas, únicas en su época.
*) Creación del Fuerte Olimpo, que funcionó como una guarnición militar que tenía material bélico de muy buena calidad. El nombre, tomado del Olimpo de la mitología griega, estaba fundamentado porque allí radicaba el poderío militar de la orgullosa República del Paraguay.
*) Creación de un Astillero, hecho que permite dilucidar que Gaspar Rodríguez de Francia fue, tranquilamente, el creador de
*) Se levantaron fábricas de armas, de cañones, de aceros, etc., etc.
Los paraguayos pudieron jactarse, en ese entonces, de ser el único país en América donde todos sus habitantes, y especialmente los hijos de los campesinos, “sabían leer, escribir y contar”, expresó Gustavo Salomón.
SECTORES SOCIALES Y NACIONALIDAD
Con respecto a los indios, el Dictador Supremo mantuvo una relación paternalista con ellos; a cambio, Francia quería que las diferentes tribus les brindaran el mismo trato que recibían de parte de él. Cuando fue preciso, por ejemplo, combatir a los guaycurúes, lo hizo sin atenuantes, facilitándoles armas a otras tribus que los tenían como enemigos. Pero, en líneas generales, por lo antedicho al principio queda desmentida la versión falseada que ha llegado al presente, de que Gaspar Rodríguez de Francia era un ultimador de indios.
Quizás hayan sido las “Estancias de
Mediante las llamadas “Estancias de
Como mentor de la nacionalidad paraguaya, hizo cerrar las fronteras del país, clausurando, de ese modo, las tinieblas de la guerra civil, que no la tuvo jamás el Paraguay. Y en ese encierro, forjó el Dr. Francia las particularidades, la idiosincrasia del terruño. Entre otras cosas, “consolidó el idioma guaraní, y creó la identidad del Paraguay”, dijo Luciano Schwindt.
“Una anécdota famosa –prosiguió Schwindt- que marca la intransigencia del Dictador Supremo y Perpetuo, tuvo lugar en un Congreso cuando él puso sobre una mesa dos pistolas, agregando que ‘una es para el Rey Fernando VII y la otra para Buenos Aires’”. Bajo esa tesitura, resistió las campañas militares del general Manuel Belgrano de 1811. Se dice que en ese tiempo ya tenía planes para levantar un nuevo país.
Sabedor de que la soberanía se podía mantener solamente si se tenía un ejército capaz de resistir y contraatacar las incursiones más duras, el Dr. Francia se ocupaba de las estrategias de defensa y ataque. Algunas particularidades del ejército del Paraguay en su época, señalan que “el grado máximo era el de Capitán” y que Francia “destinaba el 80% del presupuesto anual al ejército”, manifestaban los disertantes.
Con José Artigas lo distanciaron, más que nada, cuestiones de intereses más que ideológicas. Se dice, por ejemplo, que Gaspar Rodríguez de Francia solía importar armas que, no obstante, Artigas trataba de impedir le llegaran. Hay que agregar que Francia y Artigas nunca se vieron personalmente si bien mantuvieron nutrida correspondencia entre sí. Era, ante todo, una relación de respeto. Otra personalidad de la época que lo respetó fue Manuel Belgrano, “al punto de llegar a firmar ambos algunos pactos en 1812. En cambio, Simón Bolívar tuvo varios encontronazos con el Dr. Francia, al punto tal que Bolívar quiso invadir al Paraguay”, continuó vertiendo Salomón.
Como dato de color, el naturalista francés Aimé Bonpland, de paso por América del Sur, se quedó 10 años en el Paraguay y le gustó como lo llevaba políticamente Gaspar Rodríguez de Francia. Eso da una idea de lo bien que marchaban las cosas en un Paraguay que hoy es apenas una sombra de su antiguo esplendor.
Por Jóvenes Revisionistas