"LA RECONQUISTA" . JULIO 2008. N. 7.
Un 4 de Junio moría el caudillo federal y americanista Felipe Varela
Lejos de su familia y despojado de todo lujo material, pero con el tremendo orgullo de haber dado hasta lo último de su esfuerzo físico y entereza moral por el esquivo triunfo federal en la Argentina, Felipe Varela moría el 4 de junio de 1870 en Copiapó, Chile.
Con su muerte, sus actos fueron silenciados, sus virtudes opacadas y sus nobles intenciones vilmente desfiguradas por las voces de la antipatria. Incluso hoy, pleno siglo XXI, la figura del caudillo federal nacido en Catamarca aún no recibió el reconocimiento que merece, pues se lo estigmatiza con los motes que le propinaban unitarios salvajes como el doctor Félix Frías, embajador argentino en Chile cuando las postrimerías de Varela, que lo trató como poco menos que “malhechor” y de “fatales antecedentes”.
El compromiso con su Patria y América
Sin embargo, la reivindicación del Quijote de los Andes está avalada por la documentación que la historiografía liberal intentó ocultar. Aquella documentación, inobjetablemente, refleja a un Felipe Varela como firme defensor del ideal federal y americanista que no dudó en condenar aquella vergonzante guerra contra Paraguay por parte de las tropas mitristas, las imperiales del Brasil y las de Uruguay. En un tramo de su famoso “Manifiesto del jeneral Varela a los pueblos americanos sobre los acontecimientos políticos de la República Arjentina en los años 1866 y 67”, expresaba: “Cuando los pueblos argentinos penetraban la política del general Mitre a través del humo y de las llamas en que se abrasaba la heroica Paysandú, derramaban lágrimas de indignación, aguardando con ansiedad el desenlace de ese sangriento drama, y estaban todas sus simpatías al lado de los mártires que se sacrificaban defendiendo su suelo patrio y su libertad”. Continuó señalando que “se llevó la guerra al Paraguay: miles de ciudadanos fueron llevados atados de cada provincia, al teatro de aquella escena de sangre; ese número considerable de hombres honrados perecieron víctimas de las funestas ambiciones del general Mitre”, para luego dar un decisivo apoyo al mutilado Paraguay de Francisco Solano López, dado que “por estas incontestables razones que los argentinos de corazón, y sobre todo los que no somos hijos de la Capital, hemos estado siempre del lado del Paraguay en la guerra, que por debilitarnos, por desarmarnos, por arruinarnos, le ha llevado a Mitre a fuerza de intrigas y de infamias contra la voluntad de toda la Nación entera, a excepción de la egoísta Buenos Aires”.
El ideario federal-americanista de Varela quedaba plasmado en otro brillante párrafo del “Manifiesto”, donde califica a la Guerra de la Triple Alianza como “un acontecimiento ya calculado, premeditado”, contienda totalmente “contraria a los santos principios de la Unión Americana, cuya base fundamental es la conservación incólume de la soberanía de cada República”. Por otra parte, la conducta de apego al cumplimiento de la ley por parte de Felipe Varela fue tal que uno de sus batallones se llamaba “Constitución”.
Su ejemplo en la batalla
El Quijote de los Andes fue un verdadero caballero en la lucha, como cuando un día antes de la decisiva batalla de Pozo de Vargas, cerca de La Rioja capital (10 de abril de 1867), invita al general unitario Antonino Taboada, entonces ocupante de la capital riojana, para pelear fuera de ella, “lo menos a tres leguas”, para evitar los horrores de la guerra y sus consecuencias a una sociedad indefensa. La invitación se hizo a través de un oficio cuyos párrafos más importantes dicen así:
(…) “Como V.S. con sus armas sostiene ese poder que yo vengo combatiendo en mi expedición, la gloria del soldado en el Campo de Batalla, debe precisamente decidir del derecho y de la suerte de ambos. Buscando ese fin vengo, y como V.S. ocupa ese pueblo, decía que mi deber me impulsa a llamar a V.S. al campo de batalla, que será lo menos a tres leguas, a fin de evitar el que esa sociedad infeliz sea víctima de los horrores consiguientes a la guerra y el teatro de excesos que ni yo ni V.S. podremos evitar...”.
En el fragor de la pólvora y la tacuara lo siguieron antiguos lugartenientes de Ángel Vicente Peñaloza, a saber: Severo Chumbita, Carlos Ángel, Santos Guayama, Sebastián Elizondo. Todos ellos dieron pruebas de honradez, convicción y coraje, y no puede decirse que hayan actuado de mala fe o a través de acciones de pillaje o malevaje.
Pero así y todo, el valiente caudillo Felipe Varela ya había abierto varios frentes de batalla, no solamente contra el unitarismo liberal masónico, sino contra su progresiva y no atendida enfermedad –lo aquejaba la tuberculosis-, los contratiempos económicos para solventar su precario armamento, y la tenaz persecución que sufrieron sus fuerzas criollas a lo largo de tantos años de sangre y pérdidas irrecuperables.
Tras refugiarse con un puñado de leales federales en Bolivia, el 12 de enero de 1869 Varela protagoniza la batalla de Pastos Grandes, en Salta, donde es vencido por el teniente coronel Julio Argentino Roca. El parte arrojó 5 muertos del lado del Quijote de los Andes y se le hicieron 54 prisioneros, figurando además 8 mujeres. El oficio afirma que Varela “con muy pocos hombres pudo escapar gracias a sus buenas cabalgaduras, en dirección a Antofagasta”.
Promediaba 1869, y en Chile Felipe Varela vive como un mendigo. El general Urquiza, que jamás ayudará al montonero catamarqueño en su cruzada federalista, es ajusticiado el 11 de abril de 1870, lo que le provoca una leve satisfacción. La última que recibirá en vida, ya que alguien también había vengado, por tal motivo, a su antiguo compañero de lucha, el “Chacho” Peñaloza.
Gravemente enfermo, el caudillo federal le escribe una amarga carta de despedida a su esposa, Trinidad C. de Varela, y a su hijo Javier, el 20 de mayo de 1870: “Nada puedo mandar; dispénsenme, estoy pobre, no se agravien conmigo. Respeto mucho mi familia y le deseo la mejor felicidad del mundo”. Y si a tanta hidalguía y descarnada franqueza le sumamos el mensaje que le deja a su crío, entonces, al fin, podríamos acercarnos a una imagen más justa y valerosa de Felipe Varela: “[a mi hijo Javier] si no hay que hacer allí más, que se ocupe de sembrar trigo, todo lo que pueda; al año ya irá a un colegio para que se forme hombre”.
Gabriel Oscar Turone
Bibliografía
BAZAN, Raúl; GUZMAN, Gaspar; PEREZ FUENTES, Gerardo y OLMOS, Ramón R. “Felipe Varela. Su historia”, Plus Ultra, Bs. As., 1975.
CHAVEZ, Fermín. “El Revisionismo y las Montoneras”, Theoría, Bs. As.,1966.
LUNA, Félix. “Los Caudillos”, Planeta, Bs. As., 2000.
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EL PLAN PREBISCH
Octubre de 1955: Paralelamente a la represión política, el gobierno militar del general Aramburu, invitó a nuestro país al Dr. Raúl Prebisch, secretario ejecutivo de la CEPAL (Comisión Económica de América Latina) para que elaborara un diagnostico sobre la situación económica. El informe, entregado un par de semanas después, señalaba que:
- “La Argentina atraviesa la crisis más aguda de su desarrollo económico, mas que aquella que el presidente Avellanada hubo de conjurar, ahorrando sobre el hambre y la sed y mas que la del 90 y que la del 30 en plena depresión mundial (…) – las mismas palabras que pronuncio Martínez de Hoz en 1976, para justificar el endeudamiento. Prebisch siguió con su teoría: “La política económica que se ha seguido en los últimos diez años ha provocado muy serias fallas estructurales. El Estado ha tomado una influencia considerable en las inversiones de capital y no las ha sabido orientar o realizar en la forma más conveniente para acelerar el ritmo de desarrollo del país y atenuar su vulnerabilidad exterior, que ha llegado ahora a su punto extremo”.
De esta forma comenzaba la segunda Deuda Externa.
Arturo Jauretche salió a responderle con su libro: “Plan Prebisch. Retorno al coloniaje” donde refutó toda la información del secretario de la CEPAL.
En su libro explica con detalles las adulteraciones de las cifras y la deformación de la interpretación y como se mintió para alterar la realidad. El análisis de Jauretche es contundente sobre el programa económico de la “Fusiladora” y sus secuaces al declarar:
En solo dos semanas hizo el inventario de la Republica, ¡y eso que no había computadoras todavía!...
Es necesario hacer notar que esta macabra política de sumisión y entrega fue secundada por todos los partidos políticos que acompañaron y saludaron la “gesta fusiladora” de 1955.
Desde 1983 a la fecha, aquellas políticas de entrega y endeudamiento, se profundizo a tal extremo que uno de los que llamó a salvar al país, nuevamente al “endeudador” Prebisch, fue el defensor de los derechos humanos, el inefable presidente Raúl Alfonsín, de seguir así, no estará lejano el día en que nos impondrán el canje de deuda por territorio, mientras nuestros políticos y “representantes”, en consensuado contubernio de cipayaje y de ALTA TRAICION, ignoran el Fallo del Juez Ballesteros de julio del 2000, que declara “ilegítima y fraudulenta la deuda externa” en acción promovida por el ciudadano Alejandro OLMOS en el año 1983.... 24 años después, promediando el 2007, nada ha pasado.
Es evidente de que poco podemos hacer, estamos en manos de estas “corporaciones políticas”, (verdaderas mafias organizadas), que nos llevan “como ganado al matadero” al acto eleccionario para convalidar sus fechorías...
Así como están planteadas las cosas, esta “seudo-democracia” será, sino lo es ya, el “certificado de defunción” de la Republica, preparémonos para convertirnos en esclavos y sin Patria en pleno siglo XXI.
Así comenzó este drama.... en 1955.... Jamás denunciado por la famosa Organización de los Derechos Humanos, solo preocupados por defender a “idealistas” del 70.
Natalia Jaureguizahar.
Bibliografía:
JAURETCHE, Arturo, El Plan Prebisch, retorno al coloniaje, Peñalillo, Bs. As., 1974.
CHAVEZ, Fermín, Alpargatas y libros - diccionario de peronistas de la cultura; II Tomos, Bs As, Theoría, 2003-2004.
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La santidad fue su programa de vida y un legado para su pueblo
Ceferino Namuncurá, el príncipe de las Pampas
“Magnífico sería para nuestra patria la beatificación
del hijo de la pampa.”
Manuel Gálvez, El santito de la toldería (1947).
La dinastía de los Curá
Hacia 1830, el Gran Cacique mapuche Calfucurá (“piedra azul”), abuelo de Ceferino Namuncurá, cruzó a las Pampas acatando la convocatoria del gobernador Juan Manuel de Rosas de unírsele como aliado.
Rosas, gran conocedor del mundo indígena, intentó promover una política de pacificación de los aborígenes que comprendía alianzas con sus caciques para posibilitar el avance hacia el sur. Su proyecto contempló la educación en el trabajo y la asistencia sanitaria y humanitaria para los aborígenes, en el marco de un plan para integrarlos plenamente a la nación. Asimismo, Rosas tenía como objetivos extender las fronteras pacificadas, brindar más seguridad a los pobladores de las zonas limítrofes y generar condiciones favorables para el desarrollo económico, especialmente agrícola.
Calfucurá, a quien se le había otorgado el rango de Coronel del Ejército de la Confederación Argentina, asistió a Rosas con guerreros en la batalla de Caseros (1852). Tras la caída del gobierno de Rosas, entre otras penosas consecuencias, fueron abandonadas las políticas de integración de los aborígenes, para dar lugar a disposiciones que propiciaban la exclusión y eliminación del elemento indígena. En consecuencia, recrudecieron los malones y los enfrentamientos.
En 1872, ante el incumplimiento de pactos de paz acordados, Calfucurá declaró formalmente la guerra al masónico gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, pero fue derrotado en la batalla de San Carlos. Murió en 1873 y lo sucedió en su campaña y como Gran Cacique en el reino de Salinas Grandes su hijo Manuel Namuncurá, “pie de piedra” (1811 – 1908), quien igual que su antecesor sería conocido como “rey de las Pampas”. Namuncurá se alzó contra Buenos Aires, pero en 1878 fue vencido por Nicolás Levalle, subordinado de Julio Argentino Roca. En 1884 se rindió definitivamente. En Buenos Aires recibió el grado de Coronel de la Nación y se le otorgaron tierras en Chimpay (Río Negro); luego se retiró a las tierras de San Ignacio, en Aluminé (Neuquén).
Durante una misión realizada por los salesianos a la región de Aluminé, siendo un hombre anciano, Namuncurá recibió la Confirmación y la Primera Comunión, y su tribu fue catequizada y bautizada. Monseñor Juan Cagliero refirió que en aquella jornada el cacique, con júbilo, iba diciendo: “yo muy contento, yo vivir cristiano, mi familia también, yo buen argentino, y mi gente queriendo ser cristianos todos; ahora poder morir feliz, morir ahora buen cristiano”.
Algunos años antes, el Padre Domingo Milanesio, misionero conocido como “el apóstol de los aborígenes”, había bautizado al hijo del cacique y de Rosario Burgos: Ceferino Namuncurá, nacido en Chimpay el 26 de agosto de 1886. Sobre el bautismo de Ceferino, celebrado en vísperas de Navidad en 1888, señaló Manuel Gálvez: “(…) ese 24 de diciembre será un día glorioso para las pampas, para los indios y para la Patria Argentina. Porque ese día queda marcado como cristiano (…) el más maravilloso y perfecto de los cristianos que ha habido en estas tierras”. En efecto, aquel día signaría el destino de Ceferino, vástago de la aguerrida estirpe de los Curá y príncipe de las Pampas.
Semblanza de Ceferino
“Quiero estudiar para ser útil a mi pueblo”, sintetizaba Ceferino, revelando su vocación de servicio. Anhelaba formarse y ser sacerdote para regresar entre los suyos y contribuir al crecimiento espiritual y cultural de su pueblo aborigen, como había visto hacer a los misioneros salesianos en su tierra.
Ceferino se formó académicamente con los salesianos. En 1897 ingresó al colegio Pío IX de Almagro, en Buenos Aires. El anecdotario recuerda que integró el mismo coro que Carlos Gardel, quien también cursó estudios en el colegio Pío IX, por entonces escuela de Artes y Oficios. Como alumno, Ceferino fue ejemplar. Se destacó por su condición de aventajado estudiante y excelente compañero, alegre y entusiasta: “sonreía con los ojos”, se decía de él. Fue conocido por su paciente actitud de escucha, por su digno y discreto comportamiento y por su notable disposición a superarse a sí mismo, que se manifestaba en el esfuerzo con que emprendía sus tareas. Además de manejar su lengua aborigen (mapudungun), se aplicó con empeño a perfeccionar el español y a aprender latín, y más tarde, italiano.
En 1898, luego de prepararse a conciencia, Ceferino recibió la Primera Comunión en la Iglesia Parroquial de San Carlos, y un año después, la Confirmación. Comulgaba con singular devoción y en los recreos invitaba a sus compañeros a hacer visitas al Santísimo Sacramento, para compartir con ellos su fervor eucarístico.
Al poco tiempo de manifestarse su vocación sacerdotal, aparecieron los primeros síntomas de la tuberculosis. En 1904, luego de una breve estadía en Viedma, Ceferino partió con Monseñor Cagliero rumbo a Italia, con la expectativa de lograr un tratamiento eficaz para su enfermedad y mantener la continuidad en los estudios. En Turín, el hijo del cacique Namuncurá, símbolo de la obra misionera salesiana en la Patagonia argentina, fue recibido con afecto por el Beato Miguel Rúa, Rector Mayor de los salesianos y primer sucesor de Don Bosco (San Juan Bosco); también lo acogieron los mil alumnos del colegio San Francisco de Sales.
El 27 de septiembre de 1904 Ceferino asistió a una audiencia privada con el Papa San Pío X, junto a sacerdotes salesianos. En esa oportunidad pronunció un breve discurso en italiano con emocionadas palabras y le obsequió al Sumo Pontífice un quillango de guanaco. Conmovido, San Pío X lo incitó a seguir practicando la fe y a convertir a sus hermanos de la Patagonia al cristianismo; bendijo a Ceferino y a su pueblo y le entregó una medalla ad principes, (para los príncipes). Los diarios de Roma registraron la visita “del hijo del rey de las llanuras patagónicas” al Santo Padre.
Ceferino prosiguió sus estudios en el colegio salesiano de Villa Sora, en Frascati (provincia de Roma). La tuberculosis que lo aquejaba continuó empeorando y en 1905 el joven quedó internado en el hospital de los Hermanos de San Juan de Dios, donde a pesar de la gravedad de su situación, se preocupaba por confortar a otros enfermos. Al comprender que su cuadro era irreversible, con gran fortaleza espiritual manifestó la plena aceptación de la voluntad divina: “¡Bendito sea Dios y María Santísima! Basta que pueda salvar mi alma, y en lo demás hágase la santa voluntad del Señor”.
Ceferino Namuncurá murió el 11 de mayo de 1905. Tenía dieciocho años. Fue sepultado en un cementerio popular de Roma (Campo Verano) bajo el amparo de una simple cruz de madera con su nombre. Sus restos fueron repatriados en 1924 y descansan en el Santuario de María Auxiliadora, en Fortín Mercedes, provincia de Buenos Aires.
Legado
Luego de años de investigaciones eclesiásticas, en 1972 el Papa Pablo VI dictó el decreto de Heroicidad de Virtudes y declaró Venerable a Ceferino Namuncurá, en reconocimiento a la radicalidad con que el joven había practicado las virtudes teologales, cardinales y anexas reconocidas por la Iglesia Católica. Ceferino vivió inspirado por la santidad, y así lo revelan su perseverancia en la fidelidad a Cristo en la prosperidad y en la adversidad, la constancia en el cumplimiento de los propios deberes, su profunda piedad, la alegría que lo animaba y que procuraba infundir a los demás, su pureza, el compañerismo y disposición a la entrega al prójimo con diligencia, y la notable fortaleza demostrada por él incluso ante la muerte.
Para la aprobación del decreto de beatificación era necesaria la constatación de un milagro documentado, sometido a examen riguroso por parte de especialistas competentes (médicos, teólogos). En el año 2000 –año de Jubileo Cristiano- el milagro se produjo: la curación inmediata, total y permanente del cáncer de útero que amenazaba la vida de una joven cordobesa, sin otra explicación posible que la intercesión de Ceferino. En 2007, el Papa Benedicto XVI declaró a Ceferino Namuncurá Beato; para la canonización (reconocimiento como santo), se requiere la constatación de un segundo milagro posterior a esta instancia.
Los argentinos podemos encontrar en Ceferino un bello ejemplo de amor a nuestra tierra. Tanto las referencias de quienes lo conocieron como los escritos y el epistolario conservado dan fe del grado de compromiso de este joven mestizo y criollo para con su pueblo. Con armonía entre su identidad aborigen y su condición de fervoroso católico, tuvo por anhelo ser sacerdote y regresar a la Patria junto a sus hermanos de sangre para emprender con ellos la acción transformadora de la historia, bajo el signo de la cruz. Hoy, su testimonio ilumina a la Argentina toda y se proyecta al mundo como modelo para la juventud.
Desde la vertiente de su espiritualidad, Ceferino nos interpela al recordarnos con sencillez conmovedora que la santidad es un llamado para cada uno de nosotros y la vocación de todo bautizado. Nos ha legado la responsabilidad heroica de buscar servir a nuestra Patria forjando los valores cristianos. Y con su ejemplo nos muestra que aun las circunstancias ordinarias, vividas de manera extraordinaria, por obra de la Gracia, pueden adquirir dimensiones épicas.
CAMILA.
Bibliografía:
Gálvez, Manuel, El santito de la Toldería, Buenos Aires, 1947.
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SCALABRINI ORTIZ, FORJA Y PERON.
Mucho se escribe y se dice sobre la relación de Scalabrini Ortiz con FORJA, y luego con el peronismo. A veces se confunden las aguas, y otras, deliberadamente, se miente u oculta la verdad.
Lo cierto es que Raúl Scalabrini Ortiz era “el norte ideológico de FORJA”, pero se negaba sistemáticamente a afiliarse a la misma. ¿Y por qué? Simplemente porque FORJA, desde su fundación, hasta la ruptura de 1940 mantenía entre sus estatutos, la condición de ser afiliado radical para poder ser miembro de la misma. Y era lógico. Originalmente, FORJA fue pensada como la matríz ideológica del verdadero radicalismo, que retomaba el rumbo de su creador, Hipólito Irigoyen, para volver a hacer de la UCR el partido nacional y revolucionario que fuera otrora. Pero Scalabrini, hombre que si bien se identificaba con Irigoyen descreía absolutamente de la fuerza revolucionaria del radicalismo, consideraba que esto era un error estratégico, ya que la constitución de una nueva fuerza nacional no debía “pasar” por el radicalismo, y condicionar la membresía a ser afiliado radical. Eso era perder caudal revolucionario, y hombres de valía.
Así estaban planteadas las cosas, mientras que a FORJA la conducían oficialmente Dellepiane – Del Mazo, en tanto que Jauretche y Scalabrini aportaban la vida intelectual y política de la agrupación.
Efectivamente, Scalabrini se negaba a afiliarse, y de aquí puede provenir algún equívoco, por los motivos ya explicados. Pero Scalabrini trabajaba sin cesar en FORJA y era “la mitad” de la misma según Jauretche. Sin embargo, las condiciones se mantuvieron como fueron descriptas hasta el estallido de la 2 Guerra Mundial. A raíz de esta, FORJA comienza una fuertísima campaña por la neutralidad, y Raúl consigue sacar a la calle un periódico llamado “Reconquista”. Lamentablemente, sólo pudo mantenerse en la calle poco más de un mes. A raíz de “Reconquista”, la Embajada alemana se contactó con Scalabrini para ofrecerle financiamiento a cambio de la dirección del diario, por lo que Scalabrini declinó la oferta. Sin embargo, este ofrecimiento; más ciertas notas de nacionalistas conservadores que publicaban en el periódico le valieron a Raúl el rótulo de “nazi”.
Pero más grave aún fue la crisis interna que desató en FORJA.
Dellepiane no aceptaba esta tarea de Scalabrini y veía preocupado cómo se asimilaba el nombre de “Recoquista” a FORJA, y como se los comenzaba a acusar de “nazis” a todos ellos. Pero en el fondo, la cuestión era personal entre Dellepiane y Scalabrini. Y estalló la crisis. Por lo que Delllepine y Del Mazo presentaron su renuncia a FORJA, por los motivos expuestos y por la negativa de Jauretche de mantener el requisito de afiliación a la UCR. Dellepiane y Del Mazo seguían pensando a FORJA como una “especie de vanguardia” radical que retomaría las banderas históricas del irigoyenismo.
Frente a la renuncia del presidente Dellepiane; a Jauretche no le quedó otro remedio que aceptar la presidencia de FORJA, conducción que ejerció hasta su disolución. Esta mayoría de edad de FORJA respecto al radicalismo replanteó la cuestión de Raúl Scalabrini Ortiz, que al eliminarse la condición de afiliación radical ya no podía seguir negando su afiliación que se convirtió casi en un deber moral. Así fue cómo Scalabrini se afilió a FORJA el 26 de septiembre de 1940 en el documento que se cita textualmente:
“Buenos Aires, Sep. 26 de 1940.
Señor Presidente de FORJA:
Los que suscriben afiliados a la institución que Ud preside, presentan de adcuerdo al art 3 inciso A, al señor Raúl Scalabrini Ortiz, domiciliado en la calle Diagonal Norte N 1124, de nacionalidad argentino, de 42 años de edad, estado civil casado y de profesión escritor, afiliado a la UCR en la Circunscripciñon (tachado) para ser inscripto en los registros de FORJA de acuerdo al art 5 de los reglamentos”.
Presentaban a Raúl, los afiliados Arturo Jauretche y Oscar Becerra y la solicitud fue llenada de puño y letra por Jauretche; al pie de la misma podía leerse, “aprobado el 26 de septiembre de 1940”.
El historiador Miguel Angel Scenna, quien labró la más completa obra sobre FORJA, incluye esta nota y además publicó copia de la misma en la Revista Todo Es Historia N 38 de junio de 1970.
Así concluye el primer escolio sobre Scalabrini. Efectivamente fue afiliado de FORJA, y además integró su comisión directiva el 26 de septiembre de 1942. La misma se componía de la siguiente manera: Presidente: Arturo Jauretche; Vocales Titulares: Oscar Meana, Atilio García Mellid, Raúl Scalabrini Ortiz, y Oscar Correa; Vocales Suplentes: José M Cané, Jorge Del Río y Miguel López Francés. Claro que el inquieto Scalabrini renunció a su cargo en la Comisión rápidamente, el 27 de octubre de 1942.
Tal vez, las confusiones sobre el tema radican en las negativas mencionadas; y además en que Raúl presentó en poco tiempo su renuncia a la organización forjista (a la afiliación, no a la Comisión Directiva que ya la había presentado). De hecho, con motivo de la revolución del 4 de junio de 1943, Raúl Scalabrini presentó su renuncia. Y de aquí, y de su posterior apoyo al desarrollismo puede darse el otro equívoco sobre Raúl, en lo que hace a un supuesto antiperonismo. Pero nada de eso hay. Scalabrini renunció a FORJA por la revolución del 4 de junio no por Perón, sino por no estar de acuerdo con un pronunciamiento militar incierto y que no se sabía para donde iba, por lo tanto no estaba de acuerdo en la aceptación que FORJA prestaba al movimiento de junio. El 8 de junio de 1943 Raúl Scalabrini Ortiz presentó su renuncia a FORJA y se apartó definitivamente de ella. La renuncia jamás fue tratada por las autoridades forjistas.
Y con lo dicho creemos aclarado lo que a hace a Scalabrini y FORJA.
Respecto a Perón y Scalabrini, algo hemos comentado a raíz de la desconfianza de Raúl al movimiento juniano, que de ninguna manera era personal contra Perón.
En el mismo sentido puede decirse que Scalabrini fue uno de los intelectuales que más participó e influyó en Perón, nada menos que con la nacionalización de los ferrocarrilles. Además los cuadernos de FORJA donde Raúl abordaba este tema eran conocidos por el GOU y su lectura recomendada junta a libros de José Luis Torres. Cierto es que Scalabrini no ocupó cargo alguno durante los gobierno del General Perón, pero esto no obedecido a ninguna antipatía o diferencia ideológica, todo lo contrario.
En el exilio y para despejar toda duda, dijo Perón a Pavón Pereyra en su libro “Coloquios con Perón” tomados entre 1961-63, sobre Scalabrini: “Quiero detenerme ante un hombre símbolo, el de Raúl Scalabrini Ortiz, que personifica la mejor tradición civil de los argentinos (…) Era un luchador de raza y yo particularmente, le soy acreedor de las ideas madres transcriptas en “La fuerza es el derecho de las bestias” y en “Los Vendepatrias”. Ejerció en cierto modo, la primera magistratura moral de la República, y cuando le tocó partir de este mundo él me hizo depositario de su Testamento político”.
Con todo lo señalado creemos aclaradas estas pequeñas confusiones en torno a este eminente patriota llamado Raúl Scalabrini Ortiz.
Federico Gastón Addisi.
Bibliografía:
PAVON PEREYRA, Enrique, Coloquios con Perón, Ediciones Internacionales, Madrid, 1973.
GALASSO, Norberto, Vida de Scalabrini Ortiz, Ediciones del Mar Dulce, Buenos Aires, 1970.
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EL PADRE CASTELLANI AL SERVICIO DE LA PATRIA Y LA CRUZ
(Conferencia pronunciada en el I Ciclo de Pensadores Nacionales, organizada por los Jóvenes Revisionistas)
Es para mí, un gran honor el que me convocara el Instituto de Investigaciones Históricas J.M.R, para esta disertación.
Conocí a Castellani a través de mi padre, quién estaba unido a Don Leonardo a través de una profunda amistad. Vaya entonces esta humilde exposición en recuerdo agradecido de mi padre.
SU VIDA
El Padre Castellani nació un 16 de noviembre de 1899 en el pueblo de Reconquista, en el Chaco santafesino, toda una premonición y un símbolo de quien vivió permanentemente en pos de reconquistar el Santo Sepulcro.
Murió en Bs. As. el 15 de marzo de 1981. Contaba con 81 años.
Su familia paterna, era florentina. Su padre, don Luis Castellani llegó al país a los 3 años. De profesión periodista, dirigía un periódico llamado “El Intransigente”. Era liberal garibaldino. Lo asesinaron a balazos por motivos políticos lugareños; tenía 32 años.
De él heredaría Castellani su vocación periodística.
Su madre, doña Catalina Conte Pomi, provenía del Friuli.
Fue una piadosa mujer que supo llevar dignamente esta tragedia.
Su abuelo –también llamado Leonardo- era arquitecto y construyó algunas Capillas en el norte Santafesino.
Tuvo 3 hermanos.
El P.C. decía de sí mismo: “Yo soy Romano, nací en la Provincia de Santa Fe, Argentino del Reino del Señor…Federal… del Mariscal Don Estanislao López; y por lo tanto es justo esté derrotado”.[1]
Sus estudios primarios los comenzó en un colegio de hermanas en su ciudad natal.
A los 9 años pasó a un establecimiento privado que dirigía José Parodi, el cual era masón y tenía una forma muy particular de enseñanza que Castellani consideró “algo brutal”, pero no mala.
La mujer de Parodi, en esas paradojas que tenemos los argentinos, enseñaba religión en el mismo establecimiento.
A los 13 años entró al Colegio Jesuita de la Inmaculada de Santa Fe. Se destacó rápidamente, siendo el primero de su curso.
Allí comienza a leer entre otros a Aparici Guijarro, Donoso Cortes, Balmes, Menéndez y Pelayo, Pereda, Santa Teresa de Jesús.
Castellani quedará siempre agradecido por estas lecturas. Fue compañero de quienes serían sus grandes amigos, Horacio Caillet Bois y Alberto Graffigna.
Se recibe de Bachiller en 1917. Al año siguiente ingresó a la Compañía de Jesús, sobresaliendo en sus estudios. Los superiores lo envían a Roma, para que los concluya en la Universidad Gregoriana.
En el mes de julio de 1930 es ordenado sacerdote. Comentará que la emoción y el sentimiento de aquél día jamás se le borraron de su memoria.
Un año después (1931) se doctora en la Universidad Gregoriana en Filosofía y Teología.
Tendrán una enorme influencia en él, las obras del Cardenal Luis Billot, a quién considera “el mayor teólogo de nuestros tiempos”.
Sus notas serán sobresalientes. Se postuló al examen “ad gradum” obteniendo el título de doctor Sacro Universal, “cum licentia ubique docendi”, con el sello de plomo del Papa Pío XI, que utilizaba en sus bulas pontificias; y la suscripción del prepósito General de la Compañía de Jesús P. Walladimiro Ledochewski. Ello lo habilitaba para enseñar filosofía y teología en todos los lugares en que estuviera establecida la Compañía, sin necesidad de revalidarlo.
En 1932 viajó a Francia asistiendo a la Facultad de Filosofía de la Sorbona como alumno regular, siendo uno de sus profesores Emile Brehier.
Allí obtiene el diploma de estudios superiores de Filosofía y Psicología.
Participó en los cursos de exámenes clínicos de enfermos mentales en París bajo la dirección del eminente psiquiatra George Dumas, quién será su padrino de tesis en “La catarsis católica en los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola”, aprobándola con mención de honor.
En ese mismo año –1932- asiste a una serie de conferencias en la “Ecole de tropologie” de París, dictadas por el R.P. Marcel Jousee, SJ, de las que nos ha dejado un testimonio valioso en su “Breve introducción a los Evangelios”. Abarca con admirable autoridad y poder de síntesis desde la “Composición de los evangelios”. hasta la “Cronología de la vida de N. S Jesucristo y concordia evangélica”, pasando por temas tan arduos como “La cuestión sinóptica” y “La aplicación de la nueva psicología lingüística a la crítica bíblica”.
Realiza estudios en la Universidad de Lovaina, recibiendo lecciones de Filosofía y Psicología Religiosa del R. P. Joseph Marechal.
Con el patrocinio de la Embajada Argentina en Francia visitó las escuelas de retardados mentales y reformatorios infantiles en Milán, Munich, Innsbruck y Viena. En esta labor durante casi 2 años efectúa investigaciones psicológicas con pacientes que padecían afecciones mentales.
También concurrió a la Universidad en Londres donde estudió Literatura Inglesa.
En este aspecto podemos decir que conocía a toda la literatura clásica y moderna de dicho país, incluso en sus autores de novelas policiales. Poseo algunos ejemplares de dichas novelas con comentarios al margen efectuados por el Padre.
A propósito de esto, es de destacar que Castellani también escribió novelas policiales, entre las que se destacan “El enigma del fantasma en coche”; “Martita, Ofelia y otros cuentos de fantasmas”; “Las nueve muertes del Padre Metri”, “El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío”.
A su vez, estudió exhaustivamente la literatura francesa, la Castellana, la italiana y la alemana, aunque de estas tres últimas –con modestia- decía que “las conocía poco”.
Además del idioma castellano, manejaba el latían, griego, alemán francés, inglés, portugués e italiano. Conoció el catalán y estudió el danés, para comprender mejor a Kirkegord; de allí saldría su magnifico libro: “De Kierkegord a Tomás de Aquino”.
En 1935 regresa a nuestro país y realiza una infatigable labor docente ejerciendo las cátedras de Historia, Lógica, Filosofía, Metodología y Psicología entre otras.
A partir de este año, intensifica en forma portentosa sus escritos. Es redactor de la revista “Estudios” de la Compañía de Jesús, de la que será director. Fue colaborador de la Revista “Criterio”, de los diarios “Cabildo”, “Tribuna”, “La Nación” y de otras numerosas publicaciones.
En el lapso de una década (1935/46) publica a razón de dos libros por año.
Todo ello sin descuidar en ningún momento su labor sacerdotal.
En 1945 es propuesto como candidato a diputado nacional por la Alianza Libertadora Nacionalista.
Comenta lúcidamente D´ Angelo Rodríguez: “Su candidatura costaría muy caro al P. Castellani, que sería condenado sin juicio, recluido en Manresa (España) y finalmente excluido de la Compañía de Jesús que muy poco después admitiría indisciplinas al lado de las cuales la de Castellani –si es que las hubo- no era nada”.[2]
Con posterioridad a las elecciones de 1946 recibe del Provincial de la Orden una comunicación para que abandone “voluntariamente” la Compañía; dándole a entender que “de no hacerlo sería expulsado “.
Tiempo antes había sido incorporado a la Orden con votos públicos, con el grado de “Profeso” o sea de “Doctor” y “Gobernante”.
A partir de allí se desencadenará un largísimo y penoso proceso; que será un calvario para el P.C.
No es del caso extenderse en esa dolorosa “noche oscura”, por la que atravesó durante 15 años.
Acota D´Angelo Rodríguez: “La Compañía de Jesús en crisis lo expulsaba de su seno porque, en definitiva, no podía tolerar a alguien distinto a la mediocridad que comenzaba a reinar en sus filas”.[3]
En mi opinión considero que la sanción fue inicua, injusta e inmisericorde. En una carta que le enviara el General Janssens, éste le impetra: “Su vida en la Compañía será desde hoy dura, inhumana, intolerable”, y a fe de verdad que esto ocurrió.
En los dos años que estuvo en Manresa sus dolencias se acrecentaron seriamente. De ello dan cuenta los certificados médicos que lo atestiguan. Padeció un “delirio afectivo” y una “neurosis de situación”. Se le presentó una diabetes nerviosa grave y en un año tuvo tres ataques severísimos.
El P.C., ayudado por cuatro amigos y ciertas personas que lo asistían huye de Manresa, entendiendo que de lo contrario corría un gravísimo riesgo no sólo de perder su vida, sino también su alma.
Entre otros, su confesor y uno de sus médicos le aconsejaron que abandonara Manresa “cuanto antes”.
El mismo, en forma “detectivesca”, preparó la fuga de dicho lugar, que siempre consideró como una verdadera reclusión. El episodio final concluyó con la corrida del avión que estaba a punto de carretear, logrando mediante señas, que se detuviera y así pudo abordarlo; allí comentó: “Si lo pierdo, me agarran, porque habían dado parte a la policía de que yo me había escapado”.
A los pocos meses de su llegada a Bs. As., después de la Santa Misa, el 18 de octubre de 1949 es expulsado de la Orden; y suspendido en su Ministerio Sacerdotal. Ello implicaba la imposibilidad de celebrar Misa, de predicar, de administrar sacramentos. En definitiva, no podía ejercer su sacerdocio.
Contaba en ese momento con 50 años de edad. Su salud se encontraba seriamente dañada. Había muerto para la Iglesia y también para la sociedad civil.
Fue recibido benévolamente por el Obispo de Salta, Monseñor Tavella y allí recuperó momentáneamente la facultad de celebrar la Santa Misa. En dicha oportunidad fue visitado por el escritor rumano Vintilia Horia, quién comentó: “Sus tormentos estaban marcados sobre su rostro”.
Ante el re-agravamiento de su salud, en 1952 retorna a Bs. As., luego de haber pasado un tiempo con su familia en Santa Fe. Ya en la Capital comienza a enseñar en un Colegio normal, y con ello se gana la vida.
En ese mismo año, en condición de simple peregrino, viaja Lourdes para pedir su curación a la Virgen.
En el año 1961 es autorizado a celebrar Misa en Bs. As. En 1966, por decisión del Nuncio Apostólico, se le restituye el ejercicio pleno del sacerdocio.
De todas formas, le será muy difícil conseguir alguna Parroquia que le permita celebrar la Santa Misa. De hecho no será admitido regularmente en ninguna.
Estuvo diez años privado de ejercer su Ministerio.
Pese a todo, jamás perdió la Fe ni faltó a sus votos, como tampoco nunca se resintió. Como solía decir, pertenecía a la Corte de los “Humillados y Ofendidos, no a la de los resentidos”.
Como alegó el padre Sánchez Abelenda: “La médula de su talante a todas luces religioso es la vivencia de la Fe acendrada existencialmente”[4].
Si bien siempre defendió sus derechos, ante el “castigo con torturas raras”; a que fue sometido –según sus propias palabras “por no poder sufrir el ser mediocre y el delito de no tener dos caras”.
Comenta Juan Luis Gallardo: “Sólo un hombre religioso es capaz de aferrarse a su condición sacerdotal y mantener la práctica de todo aquello que la fe prescribe, aún en circunstancias extremas a que Castellani se vio enfrentado”[5].
Sostuvo el Cardenal Quarraccino: “Su vida fue singular y muy dolorida, pero en ningún momento se quebró su Fe, amó a la Iglesia, esto hay que decirlo bien claro porque en ocasiones fue considerado como un rebelde, al margen de la Iglesia”.[6]
Acierta Fermín Chávez al sostener: “En don Leonardo veía y sigo viendo a un formidable testimonio de Fe”.
También debe destacarse que dictó cursos, ciclos y conferencias en forma infatigable.
Imposible mencionarlos a todos; pero fueron especialmente memorables los dictados en la Sociedad Científica Argentina (1952-53), dando origen al libro “Psicología Humana”. En el “Teatro del Pueblo” (1954-1955), publicadas en el libro “San Agustín y Nosotros”. En 1965 en el Colegio Champagnat. En 1968/69 en el Salón Parroquial de Nuestra Señora del Socorro. Los de 1974, ´75, ´76 dictados en “Patria Grande”, que trataron sobre “Kirkegord y Santo Tomás de Aquino”, “El Verbo Encarnado” y “El Apocalipsis”.
En 1967 funda, dirige y será el factotum, de la entrañable revista “JAUJA”, que saldrá mensualmente hasta el año 1970. Los “Directoriales” de los 36 números, se editaron en 1997 con el título “Reflexiones Políticas”, reeditándose en el año 2000, bajo el nombre “Un País de Jauja”. Allí, además de los “Directorales” se publicó la sección denominada “Periscopio”, que eran comentarios que el Padre hacía de la lectura de los diarios. Los mismos son imperdibles. Allí se demuestra el increíble saber del Padre, su notable perspectiva, su notoria clarividencia, en la que se adelantó a todos los males que padecimos años después.
También, a través de su lectura se demuestra su valentía y coraje. Sin tapujos criticó lo que entendía como gruesos errores del Gobierno de Onganía, y predijo, con suma antelación su derrumbe y caída.
Desde aquél combativo “Periscopio”, desenmascaró al Gobierno Mundial, a quién consideró precursor del anticristo. Denunció al liberalismo y fariseísmo como la raíz de los males de la Iglesia y de la Patria.
Además reveló la indebida ingerencia en nuestra política del sionismo, la masonería, el Fondo Monetario Internacional, la UNESCO, etc.
A modo de ejemplo, el 26 de Enero de 1967 apunta: “privatizaciones de los Ferrocarriles, el Petróleo, el Gas, los Teléfonos… amenaza del gobierno y por que no también, puestos a eso, los Correos, la Aduana, la Policía, los Tribunales. Fácil manera de sacudirse las pulgas, pero ellas no mueren con eso, al contrario, vuelven con más angurria… los liberales se meten a hacer todo lo que no deben porque saben que están haciendo mal – o nada – lo que deben”.
En 1975 es nombrado “Doctor Honoris Causa” de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Ese mismo año, el gobierno de la Señora María Estela Martínez de Perón; le otorgó el premio “Consagración Nacional”.
El padre Furlong lo instó a reingresar a la Compañía, ofreciendo hacer todos los trámites del caso. El P.C. le agradeció su amable gestión y sus buenas intenciones; pero le contestó que ya era demasiado tarde y que entendía que su vuelta no sería beneficiosa para ninguna de las partes.
Por esas épocas, celebraba Misa los sábados por la tarde –con predicación- en la Capilla del Sanatorio de la “Asociación Española de Socorros Mutuos”. Posteriormente, solía tomar un chocolate en el local de “Patria Grande”, en Entre Ríos 181.
En 1974, siguiendo una idea pergeñada y activada por el Lic. Fernando Cintas, se fundó el “Círculo de Amigos del Padre Castellani”, cuyo primer presidente fue Santiago “Jack” Diaz Vieyra y posteriormente Don Federico Ibarguren. Durante varios años se reunieron semanalmente en el viejo local de “Patria Grande”.
En sus últimos años, acotaba que la mayor parte del tiempo: “Lo tenía ocupado en prepararse para una buena muerte”.
Siendo esto cierto, de todas formas siguió –a requerimiento e insistencia de sus amigos- escribiendo en distintos medios y dando conferencias, seminarios y charlas.
En mi última visita al Padre en su casa, lo encontré sentado en su sillón verificando unas citas de la “Metafísica” de Aristóteles... moriría poco tiempo después.
Vintilia Horia dirá: “Parecía salido de la Edad Media, hasta el punto tenía el aire de un hombre sin desfallecimiento y seguro de sí mismo, contemporáneo y amigo de Dante, enemigo de los Cardenales politicastros y pseudointelectuales, claro y justiciero como una espada del espíritu, antídoto del compromiso y de la mundanidad”.
El Cardenal Quarraccino, en un homenaje póstumo profirió, entre otros elogios: “Castellani es uno de los dos talentos que regaló Dios al país en este siglo. El otro se llamó Leopoldo Lugones”. Con el “ha muerto uno de los mayores escritores argentinos, sino a caso el mayor de todos sin que buena parte del país se enterara”
El Padre Buela, escribirá: “Fue un sacerdote modélico y ejemplar…un superdotado, que siendo él mismo, supo ser profeta, evangelista, doctor, padre y eremita, visionario, patriota, taumaturgo, centinela y soldado, pionero, fundador, baquiano y chasque y, por sobre todo, sacerdote católico, sin crisis de identidad, conocedor como pocos de los hombres y de la cultura de su tiempo. Le fueron sumamente familiares todos los contextos socioculturales, sabiendo defender al hombre y promover su cultura. Asimismo, hizo de su Fe, cultura, porque acogió y concibió plenamente la Fe Católica y la vivió con fidelidad”.[7]
SU OBRA
Con su peculiarísimo estilo, propio y único, con su pluma ágil, amena, valiente, constructiva, insobornable, con fina ironía, un sentido del humor llamativo y una constante y permanente búsqueda de la Verdad y de los valores perennes, el P.C. incursionó en forma notable en todos los estilos literarios: Prosa, Poesía, Novela, Ensayo, Ficción; Monografía, tratado, Fábulas, Cuentos. Abarcó existencialmente y en profundidad diversísimos tópicos: Filosofía, Teología, Psicología, Historia, Política, Periodismo, Sociología; de lo que dan cuenta sus libros que superan los 50 títulos, además de sus traducciones y obras en colaboración.
También escribía todos los días un diario personal. Como decía el Padre Hernán Benitez “Castellani es género único”. El Padre Furlong dirá de “Los Evangelios de Nuestrio Señor Jesucristo”, que era “Un libro sin par en la lengua castellana”. Hugo Wast señaló en el prólogo de “Camperas”, que sus fábulas no se parecían a las de nadie, y “Que acababa de crear un estilo en la prosa argentina”.
EL PERSONAJE
Alto, esmirriado, fibroso. En sus épocas mozas el pelo cortado al rape, unas cejas inconfundibles, tupidas, hirsutas, remarcaban su personalidad. Sus manos eran finas con dedos alargados; tenía un ojo de vidrio (el izquierdo), confieso que nunca me percaté de ello, hasta que alguien me lo contó y aún así no hubiera podido determinar cual era. Un infaltable cinturón militar ceñía su sotana. Solía usar una boina negra. A ello se agregaba su pipa.
Su letra era de una llamativa candidez y asombrosamente clara. No recurría a la máquina de escribir. Redactaba sus escritos de puño y letra.
Sabía oír, no se apresuraba en dar respuestas. Era tímido, si había 4 o 5 personas no solía intervenir en la conversación, salvo que alguien lo interrogase. Ello hizo que algunos pensaran que tenía un carácter hosco.
Recuerdo que un día le hice una intrincada pregunta sobre una cuestión teológico – política; quedó meditando y respondió a medias. Los que estaban presentes, lo interrumpieron, y se largaron a opinar; finalmente, olvidándonos del padre, “nos trenzamos” en una interminable discusión. El P.C. guardaba silencio… Me acordé del proverbio “donde muchos gritan el sabio calla”. Mi asombro fue mayúsculo cuando aproximadamente dos o tres meses después, el P.C. daba su respuesta en un estupendo artículo.
Como semblanza al personaje citaré una de sus fábulas denominada “HUIDA”:
“Una vez atraparon a un monje que venía huyendo a toda furia mirando hacia atrás.
-Párese, Párese! , Don! ¿Adonde va?
El anacoreta estaba que no los sujetaban ni a pial doble.
- ¿Que le pasa? ¿Quién lo corre?
- Lo persigue alguna fiera?
- Peor, dijo el ermitaño?
- Lo persigue la viuda?
- Peor-
- Lo persigue la muerte?
El anacoreta dio un grito:
Algo peor que la demencia!!! Y siguió huyendo.
Venía atrás, al galope, un necio con poder.
SU ORIENTACIÓN TEOLOGICO FILOSOFICA
Siempre se consideró un Tomista de estricta observancia y los que lo conocíamos damos fe de ello. Durante más de dos años su libro de cabecera fue la Suma Teológica e incluso llegó a traducir y comentar 5 tomos de la misma.
Contaba el padre Benitez que tenía el cuarto vecino a Castellani, que apremiado por sus quehaceres diarios, y encontrándose en la tarea “engorrosa” de traducir y anotar la suma teológica, ante el cansancio de sus ojos comentó “Dios Mío, si pierdo la vista traduciendo a Santo Tomás no estará del todo mal perdida”.
A propósito del comentario al Aquinense, dirá Luis Farré en su libro “Cincuenta años de Filosofía en la Argentina”: “Las notas agregadas a la suma… denotan a las claras al pensador y al psicólogo habituado a la lectura y la meditación de filósofos no escolásticos, sin que falten, como habían de faltar!, algunos sabrosos chistes… A la verdad que son chistes, por lo menos la mayoría de ellos, que valen por un comentario”.
P.C. no fue un mero divulgador. Nos traía al Aquinenese, -como corresponde-, a nuestro siglo XX y por supuesto que lo enriquecía con todos lo aportes producidos desde el medioevo, hasta el presente.
Por ello, nunca fue un repetidor de Santo Tomás, sino un recreador. También reconocía su influencia Agustiniana. En cambio, no seguía a
Suárez (lo que le costó serios dolores de cabeza con la Orden).
En cuanto a su doctrina, puntualiza el cardenal Quarraccino: “A mí no me cabe la menor duda, que siempre fue ortodoxo, cien por cien”.
Con acierto, decía el P. Miguel Ángel Fuentes: “Su particular erudición teológica proviene de su exquisito respeto por la tradición; se preocupó por conocerla, profundizarla, re-expresarla en su bello, vigoroso y singular lenguaje, armonizarla, y cribarla, sosteniendo con firmeza las afirmaciones sustanciales, advirtiendo las sugerencias como sugerencias, corrigiendo a unos doctores con otros… hizo teología, aunque no escribió tratados de teología… sin embargo, la mayor parte de su producción es teológica porque repensó teológicamente la realidad, la cultura, la historia, la sociedad, la psicología humana, las miserias y las tragedias del hombre”.
“Muchas de sus novelas hacen ‘teología de la historia’, como por ejemplo ‘Los papeles de Benjamín Benavides’, ‘Juan XXIII (XXIV)’, ‘Su Majestad Dulcinea’... Fue la suya una exégesis erudita, pero expuesta siempre con su estilo especial: accesible a los no iniciados, pletórica de un gran sentido común y de buen humor, con constantes aplicaciones a nuestro tiempo, nuestra historia, nuestra singular problemática”.
HONRADEZ INTELECTUAL
Se destacaba por su honradez intelectual, sin eludir citar a los autores de que se valía (cuando se le preguntaba por la recopilación que hiciera con Fermín Chávez, respondía “en realidad esa obra se debe prácticamente a Fermín”.
A propósito de ella dirá Don Fermín mientras trabajaban juntos en un pequeño libro (Las cien mejores poesías líricas argentinas…) “Se me reveló un Castellani abierto, sin sectarismos, de una comprensión humanística sin límites”.
Siempre valoró las obras que consideraba talentosas: aún cuando discrepara con ellas; o con sus autores.
No olvidaba agradecer a quienes eran sus maestros.
SU VOCACIÓN MARIANA
Afirmaba que el mejor antídoto contra la herejía era la Santísima Virgen María y que todos los dogmas cristianos convergen y se centran en ella:
“La Inmaculada Concepción supone el pecado original, la base de toda dogmática católica”.
“La encarnación de Cristo en y por María, expresa la Redención el otro dogma central correlativo del pecado”.
Finalmente, la fiesta de la Asunción de María a los cielos simboliza la resurrección de la carne”.
Si nuestro país, medio descristianizado y presa de politiqueros y de herejes y pillastros, ha de ser salvado, lo será por la permanente devoción a María Santísima, y la intervención benévola de la Patrona de Bs. As. Y del país todo, venerada en Luján y en diez santuarios del interior”.
“Cualquier acción política sana entre nosotros, deberá colocar a su cabeza a la Madre de Dios, vencedora de todas las herejías y exorcista de los demonios todos”.
Quienes hayan frecuentado al P.C., lo habrán visto muchas veces caminando por el Parque Lezama o en el propio palier de su departamento, desgranando las cuentas de su Rosario.
LA AMISTAD
El P.C. supo valorar la amistad y, lo que es más importante, la practicaba. A título ejemplificativo, cuando su amigo Von Grolman, cayó gravemente enfermo, el Padre solía visitarlo frecuentemente, quedándose con él largos ratos junto a su lecho.
Por responder a esa fidelidad, escribió un libro sobre su amigo Horacio Caillet Bois; cuestión esta, que sabía no era en absoluto redituable, sino al contrario. De modo que sólo lo movió su gesto de amistad.
Este sentido de la amistad, llegó a que se considerara como amigo de Kirkegord y del célebre poeta catalán Jacinto Verdaguer, escribiendo dos estupendos libros sobre ellos donde los reivindica.
No puedo soslayar su fábula titulada “La Amistad”.
“Yo tenía tres amigos. Uno me regalaba plata. Era un buen amigo. El otro una vez me puso la mano sobre la mano y me dijo: Si te matan, yo me haré matar con vos. –Por vos o con vos?, le dije. –Con vos. Y no mentía. El tercer amigo cuando iba a verlo se ponía alegre. Yo también me ponía alegre. Y estábamos alegres todo el tiempo. Era mi mejor amigo”.
Continuamente nos proponía que formáramos un grupo de “amicales”; pues sostenía que ello debía ser el primer paso, para una verdadera empresa política nacional.
Comentaba que su postulación como candidato de la Alianza Libertadora Nacionalista, le costó enormes disgustos y que la aceptó “por amistad… como casi todas las cosas que he hecho en mi vida. Fueron hechas por amistad”.
Resulta conmovedor leer las cartas que recibía el P.C.: gran parte de ellas dejan traslucir esta invalorable cualidad del Padre Castellani.
Solo comentaré la que le enviara el escritor César Tiempo (Israel Zeitlin) el 14 de Julio de 1974, respondiendo a una del Padre señalandole que “…Apareció como un diamante entre harapos su carta fechada el 7, una de las pocas alegrías que me trae el ´74…compruebo felíz y conmovido que mientras yo pensaba en Usted, Usted pensaba en mí. Bien sabe Usted mi sentimientos de devoción, amistad y admiración, pues, desde que empecé a leerlo, empecé a quererlo, respetarlo, admirarlo y difundirlo. Con la fiesta de su carta el domingo es mas domingo. Cuando disponga de algún rato de buen humor, véngase por el Cervantes, que me dará un gustazo verlo y oirlo. Un abrazo con el viejo afecto que no envejece y la mejor calidad de nostalgia”[8].
LA CARIDAD
Permanentemente a través de sus escritos, el P.C. recalcaba lo esencial de esta virtud y como la amistad, supo practicarla. Para él la enseñanza era un acto de amor, pues estaba obligado a enseñar al que no sabe.
Un adolescente, se encontraba padeciendo una grave crisis psíquica, alguien sugirió que lo viera el P.C. quién se hallaba en el comienzo de sus vacaciones.
Dejó de inmediato las mismas, trasladándose para ocuparse de este joven, al que no sólo confortó, sino que además logró una notable mejoría.
También es digno de recordarse, aquél gesto que tuvo con Haroldo Conti.
Había sido invitado por el entonces presidente Videla. La mujer de Conti lo fue a ver para que intercediera ante la desaparición de su marido.
El P.C. terminado el almuerzo, delante del resto de los comensales (Sábato, Borges, Leloir y Fangio) le pidió a Videla que hiciera lo posible para ocuparse de Haroldo Conti; este atinó a decir que tal cuestión no era de su incumbencia. A lo que Castellani respondió: “Pero sí será de incumbencia de algún Jefe de Policía que responde a sus órdenes”. Y le entregó una carta redactada de puño y letra del propio Castellani.
Conviene recordar que se decía que Haroldo Conti había colaborado activamente con el ERP y que esto ocurrió en el año 1976.
Mientras que otros que ahora se desgañitan por los Derechos Humanos, en aquel entonces no solo aceptaron la invitación sino que guardaron absoluto silencio.
Había acuñado un lema en el cual rodeando a un caballero arrodillado con una espada entre sus manos podía leerse “que a todos quieran ayudar” con su firma: “Leonardo Castellani”.
Nos comentaba el padre Hernán Benítez, que C. les solía narrar a los aspirantes a ingresar en el noviciado del seminario, relatos de cuentos policiales o novelas históricas.
Sobre todo guardaba en su memoria aquella que les trasmitiera un día de invierno del año 1921 en las sierras cordobesas: y que fue “Ben-Hur”.
El P.C. rememoraba los episodios turbulentos de los combates e incluso añadía infinitas peripecias, fraguadas allí mismo, a raíz de las preguntas de los aspirantes. Relató largamente, la carrera de Ben-Hur, de tal modo que años después, cuando el padre Benítez vio la película se llevó “una soberana desilusión. No era ni con mucho, el Ben – Hur, aquel inolvidable, que les contara actoralmente el P.C.”.
Agregaba el padre Benítez, que en esas añoradas épocas “pude oír de boca de su creador y todavía en germen alguno de los relatos que, andando el tiempo, publicó Jerónimo del Rey (seudónimo del P.) en “Historias del Norte bravo”, “Las muertes del Padre Metri” y en “Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas”.
Esta faceta muy poco conocida, es una muestra más de la benevolencia del P., que a pesar de sus saberes y sus tareas ímprobas, se dedicaba a esa labor tan meritoria y necesaria de abocarse a los mas jóvenes en sus campamentos, practicando una verdadera docencia que no se borraría de la memoria de los jóvenes novicios.
Otro de los tantos ejemplos, se puede constatar en el poema escrito el 13 de agosto de 1949 a la niña Monserrat Talaverón Muñoyerro, a su pedido, para inaugurar su álbum de autógrafos, pues como no tenía padre, ni madre, le pidió a Castellani que se lo iniciara.
Allí, Don Leonardo escribió primero en nombre del padre de la niña, y después, en el suyo propio un enternecedor poema “Tita”. Años después se publicará en: “El libro de las oraciones”.
No tengo dudas que la joven Tita, habrá conservado como una reliquia las palabras de Castellani, en su corazón como consuelo perenne, para toda su vida.
Acota el Cardenal Quarraccino: “La cólera que a veces manifestaba Castellani en sus juicios, a veces muy duros, en definitiva era la expresión violenta (algunos dirán profética) de su caridad”.
LA VERDAD
Su pasión por la verdad fue constante y permanente; lo que por supuesto le acarreó la conspiración del silencio, el desprecio y la incomprensión, no solo de sus enemigos, sino también, muchas veces, de quienes se decían sus amigos.
Solía transmitir que: "el hombre necesita la verdad más que el pan".
Creía profundamente que “la Nación que peca contra la Verdad, que pierde la reverencia a la Verdad y el horror a la mentira, está perdida, dejada de la mano de Dios” quién se va de la verdad se queda fuera en las tinieblas, como dijo Cristo.
Sostenía que “la mentira llevaba a la cobardía” y que “ambas unidas dan nacimiento a la adulación, a la lisonja, que es uno de los pecados más dañinos y repugnantes que existen… No hay que decir mentiras”, porque la palabra debe identificarse con la verdad, debiendo tener en cuenta que la palabra por excelencia es el Logos, es decir, El Verbo Encarnado.
Así pregonaba: "Preguntará alguno porqué leo libros políticos escribo un diario político, sin por ventura eso es necesario para bautizar o confesar. A mi en Roma me han dado un título de maestro. Yo no soy divulgador de fórmulas remanidas, yo soy un doctor en Teología, o sea un hombre que debe ver la Teología en la realidad y no en los libros -si quiere salvar su alma- y hay algo peor que la causa de la obsesiva imagen de un Hombre maniatado y vestido de blanco, de pie frente a un procurador de Judea me enternece todo hombre que por decir la verdad MARCHE PRESO".
En la moraleja de su fábula "APRIETA" dice que: "Oh! Iguana!, hay momentos en la vida en que Dios quiere que uno agarre con los dientes y apriete hasta romperse la mandíbula, pena de la vida. Dios mío, yo te ruego que si es posible no me pongas en esos trances y me des enemigos pequeños. Pero si no es posible, yo te ruego que me des gracia para apretar y no soltar, para apretar hasta la muerte".
Liliana B. Piniciroli de Caratti dijo que: "LA POESÍA para Castellani se hallaba inseparablemente ligada a una misión específica: ser portavoz de la verdad".
Personalmente, agregaría que toda la vida y la obra del P. Castellani fue ser portavoz de LA VERDAD.
LA PARUSÍA
El tema apocalíptico fue una constante en el P.C.
Desde su infancia se encontró inmerso en el mismo. Relata: "A los nueve años empecé a leer todo lo que había sobre el Apocalipsis porque me cayó en las manos un libro sobre el tema ilustrado por Gustavo Doré. El mismo tenía figuras e ilustraciones y yo, por ver las mismas, acabé por leer el libro que me pareció como cuentos de hadas".
De allí en más, irá interiorizándose sobre toda esa temática.
Estudiará, leerá, meditará y rezará previo a comenzar a escribir.
Opinaba que en el Apocalipsis estaba descripta toda la historia de la Iglesia, "desde su fundación hasta sus últimos años".
Entendía que nos encontrábamos entre la "última o penúltima etapa". Sorprendentemente se adelantó a los tiempos actuales. Entre otros aciertos, consignaba que "El mundo va a la unificación de las naciones en una sola Nación... donde se abolirán las fronteras y se dependerá de un gobierno único". Apoyándose en los Santos Padres, recalcaba que ésta era "la idea del anticristo... ya que no hay unificación posible de todo el mundo, si no es por obra de Jesucristo".
Interpretaba literalmente el capítulo XX del Apocalipsis.
Sostenía que la gran herejía de nuestro tiempo consistía en la negación del dogma de la Segunda Venida de Cristo y con ello se negaba su Reyecía, su Mesianidad y su Divinidad.
Entre sus obras, se refieren al tema escatológico: "Cristo ¿Vuelve o no vuelve?, "Los papeles de Benjamín Benavídes", "Su Majestad Dulcinea" y "El Apocalipsis de San Juan", además de numeroso artículos.
Sin embargo no era una "tremendista", ni un atormentado, por el contrario, mantenía una sana esperanza, en definitiva era un realista.
Un ermitaño urbano, que conocía el horario de los trenes, los precios de la verdura en el Abasto y las penurias diarias del hombre común.
EL NACIONALISMO
El P.C. reconoció al Nacionalismo los siguientes aciertos, que cito textualmente:
1) La reivindicación y apreciación de Don Juan Manuel de Rosas
2) El descubrimiento de la Oligarquía argentina, principiada por los hermanos Irazusta, es decir de la continuidad histórica de una cadena de errores, políticos -económicos, de raíz a la vez ideológico y social, encarnados en una postura de extranjerismo servil, que es lo que llama "La Prensa": la tradición liberal argentina.
El tercer descubrimiento fue hecho por Damón Doll: La discriminación apasionada y fulgurante de los instrumentos de la entrega nacional al extranjero: Prensa Colonial y Juristas amañados.
El cuarto descubrimiento de importancia vital, se debe a Bruno Jacovella y puede llamarse: la vía del Remedio, la iluminación revolucionaria de las masas, la necesaria agitación política dirigida a las clases proletarias.
El quinto descubrimiento es la fealdad del liberalismo, que los complementa y resume a todos.
El sexto descubrimiento por Scalabrini Ortiz, a saber la del mecanismo económico perfectamente tramposo y esquilmatorio, en el cual está sólidamente injerta y sustentada, esta herejía internacional".
Nos recomendaba a los nacionalistas insistentemente, practicar el 5º voto que proponía Maeztu: "No combatir a los afines". Y nos solía repetir que debíamos formar una "Hermandad".
Invariablemente, colaboró prácticamente en todas las publicaciones nacionalistas con su esclarecedora y orientadora pluma.
Conviene aclarar que su visión del Nacionalismo, no era "reduccionista", ni mezquina. Siempre consideró que el Nacionalismo, debía ser católico, dispuesto a insertarse en una política que respondiera al ideal de la Hispanidad y de la Cristiandad, encuadrado en una comunión de ideales con aquellos que en otras patrias defendieran los mismos principios.
Esta aclaración resulta necesaria. En alguna oportunidad lo conversé con el Padre Castellani y, a veces, su críticas a otro tipo de Nacionalismos, hizo que algunos no vieran su postura con nitidez.
LA HISPANIDAD – LA TRADICION
El P.C. bregó, en forma constante, por el Catolicismo Hispánico.
Hace ya más de 55 años afirmaba: "La Argentina es actualmente, por imposición del destino histórico, depositaria en la América del Sur de la idea misionera de España... Para nosotros los sudamericanos, este ideal se formula positivamente en un dilema: Hispanidad o Panamericanismo; Etnarquía Hispánica o Superestado yanqui... Una alianza hispanoamericana, cuya base y cimientos sea España resulta pues, hoy, aspiración necesaria".
Mas tarde dirá: "para nosotros España representa hoy día quizá la última esperanza de la civilización. Si ella sucumbe (es decir, se corrompe), no vemos nada mas por ningún lado -hablando en lo natural- el peñón de Dios".
En cuanto a la Tradición, como no podía ser de otro modo, el P.C. era un defensor acérrimo de ella y, en distintas oportunidades, explicó a través de su obra el profundo significado del término Tradición.
En este aspecto destacaba que, en definitiva, el enfrentamiento se daba entre los tradicionalistas y los anti-tradicionalistas. Así por ejemplo, la Iglesia Católica es tradicionalista por excelencia, limitándose a defender y transmitir lo que ha recibido y lo que tiene. De allí que, sostenía que el modernismo, progresismo y permisismo eran, en realidad, una traición de los católicos y el peor enemigo de la Cristiandad. El los denominaba como católicos “mistongos”.
Las sucesivas rupturas de la Tradición, ya sea religiosa con Lutero, filosófica con Descartes, política con Rousseau y consiguientemente con la tradición social e incluso artística, conllevaban a la destrucción de la Cristiandad.
SUS ENEMIGOS: EL FARISEISMO - EL LIBERALISMO
Fariseo significa "separado". Nació como una búsqueda de una espiritualidad mas elevada, a través de una fiel observancia de la ley y las costumbres.
Sostiene Castellani que en principio, fue bueno, pero con el tiempo se corrompió y en la época de nuestro Señor Jesucristo, habían adulterado gravemente la religión.
Por ello, Jesús los trató de "hipócritas", "necios y ciegos", "raza de víboras", "sepulcros blanqueados", "vistosos por fuera podridos por dentro". Uno de os aciertos mas notables del P.C. fue el de señalar como el mas grave enemigo el Fariseismo. Partiendo de la base que el "Fariseismo fue la Sinagoga que dio muerte a Cristo"; desenmascaró innumerables veces a este mortal enemigo y caló muy hondo en toda esta problemática, señalando a su vez el antídoto.
Solía decir y escribir que el fariseismo había resurgido en estos tiempos como en los primeros y veía en ellos un signo parusíaco. Aclaraba que si bien el fariseísmo estaba dentro de la Iglesia, no era la Iglesia, por ello sostenía: "Cuando condenaban a San Basilio, la Iglesia era San Basilio, cuando condenaban a Juana de Arco, la Iglesia era Juana de Arco y lo mismo en otros diez casos, San Juan de la Cruz, el obispo Carranza, el beato Oriol, el padre Coloma, Jacinto Verdaguer".
Supo desmenuzar esta sutil herejía que él consideraba la última, que de no mejorar, daría lugar al nacimiento del anticristo.
Por ello se definía como un "padre espiritual", "un capellán de una porción del rebaño de Cristo que resistía a la misma". "Yo defiendo directamente la Fe católica".
"Porque este democratismo que se nos impone a la vez con la mentira y la violencia es una cosa religiosa, es el cristianismo de Cristo transformado en el cristianismo de Panchampla, adulterado, tergiversado, vaciado de todo su contenido; y rellenado por Juliano Felsenbrgh de contenido satánico"... "La adoración de Dios está siendo sustituida imperceptiblemente por la adoración del Hombre; y eso sin suprimir a Cristo, sino reduciándolo subdolamente a hombre" (hay que tener en ceta que esto lo escribió en 1950).
Opinó que el actual "ecumenismo carecía de Fe y de Caridad, y era una mazmorra o sea una especie de arreo general de ovejas, cabras, vacas, avestruces y chanchos como los que se hacen en la Iglesia de Fátima (Martínez)".
Algunos han malinterpretado determinadas actitudes y a veces algún párrafo suscito del P.C. enrostrándole cierta heterodoxia.
Ello no es así, por el contrario siempre mantuvo una fidelidad permanente al dogma y la doctrina. Prueba de ello es la magnífica contestación al Líder Comunista Barletta, quién lo invita a abandonar la Iglesia y a utilizar sus talentos en hacer el bien a los demás fuera de ella pues adentro no lo dejaban.
También con su acerada pluma fustigó duramente al liberalismo consignando los crímenes del mismo en la Argentina:
"El liberalismo exterminó al indio. El liberalismo arruinó la educación argentina. Relajó la familia. Esterilizó la inteligencia argentina. El liberalismo nos infundió un animo abatido -o como dicen ahora a lo bárbaro, un complejo de inferior. El liberalismo empequeñeció a la Iglesia argentina. El liberalismo creó gratis el problema judío. El liberalismo rompió la concordia y creó la división espiritual de los argentinos, que ahora se encamina a una crisis dolorosa".
El liberalismo del siglo pasado enarboló la bandera de la libertad y arruinó las libertades, que son las únicas verdaderas libertades que existen... La falsa libertad fomentada por el liberalismo, es peor que la ignorancia, es peor que la mentira, es confusión... Si a la palabra libertad no se le añade para que, es una palabra sin sentido... Libertad es un poder moverse, y en el poder moverse lo que importe es hacia adonde... La libertad nacionalista se dá con una fórmula acuñada en América Latina: libertad para todo y para todos menos para el mal y los malhechores".
También decía que el liberalismo destrozaba "las sociedades naturales en favor de las agrupaciones financieras, arruinando políticamente a nuestra Nación..."
En definitiva el P.C. coincidía con el Padre Sarda y Saldany en que: "El liberalismo es pecado".
LA PATRIA
El amor de Castellani a la Patria se traduce a través de su vida y escritos.
Bastaría con verificar en su mandato: "La inteligencia argentina tiene hoy una tarea y un deber sacros, pensar la Patria".
Como bien decía el Padre Saénz: "Vivió en su cuerpo el drama de la Argentina, denunció su cretinización, aplebeyamiento en marcha hacia un encanallamiento colectivo, exaltó el valor del patriotismo, integrándolo según la gran tradición en el cuarto mandamiento y terminalmente en el primero. Porque el que ama a la Patria en Dios, en última instancia ama a Dios en la Patria".
Consideraba a Dulcinea como símbolo de la Patria y de su hermosura. Nos decía que la belleza es la figura de Dios, y por tanto Dulcinea no era un sueño vano, sino algo real, más real que todas las realidades materiales.
Justamente en su "Majestad Dulcinea", el "cura loco" (es decir Castellani), asume en la clandestinidad, la capellanía de los que luchan por Dios y por la Patria, de los condenados a muerte por Juliano Felsenburgh.
En las palabras que pronunciaría por el P.C. en la cena que se le ofreció como homenaje el 5 de diciembre de 1969, con motivo de cumplir los 70 años de vida y sus 50 de escritor, manifestó que: "La Patria no es la ideología liberal, la plutocracia mercantil ni el imperialismo extranjero; estas cosas no se pueden consagrar al Corazón Inmaculado de María… La Patria no es esta inmensa laguna en la que andamos braceando con desesperación, nadando contra corriente y empantanándonos sin poder ir, ni atrás, ni adelante, esta casona derruida donde respiramos aire gastado, comemos pan duro, estamos inundados de mentiras y pamplinas, leemos o vemos cada día cosas que nos dan en el rostros, estamos vejados por el cretinismo ambiente y creciente, soportando vergüenzas nacionales".
Definía: "La Patria son Uds.", y concluía que, "La lucha es entre los masones, los cuales están triunfantes por medio principalmente de los católicos, llamados mistongos y la sencilla e ingenua fe de los que en otros tiempos enarbolaron un estandarte que decía: ‘Religión o Muerte’, y ahora no se atreven a hacer lo mismo y enarbolan un estandarte que dice ‘Una esclavitud confortable, que sea confortable y además lleve el nombre de Libertad’”.
Apuntaba que la cuestión política y religiosa eran ambas importantes: pero el cambio político es el mas urgente y ninguno de los dos puede darse solo. Instándonos a instalarnos en el terreno de la verdad ya que "Nuestro Dios, es el Dios de las cosas como son, nuestro Dios es el Dios que Es".
En esta comida - en la que tal vez estuvieron presentes algunos de ustedes - el Padre Castellani comentó que éste era su testamento. En nosotros está cumplirlo.
UN PSICOLOGO DESDE LA TRASCENDENCIA
Ya me he referido al título de doctor en psicología obtenido por el Padre Castellani en la Sorbona, a sus maestros y a su actuación durante dos años por los distintos institutos europeos dedicados a esta especialidad.
En nuestro país enseñó durante muchos años psicología en el seminario de Villa Devoto y en Instituto del Profesorado.
Específicamente escribió sobre esta temática además de “Freud en cifra”; “Psicología Humana” y Una reedición sumamente ampliada de Freud.
En el año 1954 participó en el primer Congreso Argentino de Psicología, organizado por la Universidad Nacional de Tucumán, actuando como Vicepresidente y Relator de la Comisión Científica "Problemas Históricos y Epistemológicos de la Psicología".
Se puede decir que gran parte de la portentosa obra del Padre Castellani, de alguna u otra forma es existencial, de modo que la psicología está permanentemente presente en ella. Tengamos en cuenta, que señalaba que sus escritos y conferencias las hacía con sus nervios, es decir, “con el alma” y no con la memoria; y que la primera medicina para curar el mal, es saber la enfermedad.
El psicólogo Alberto J. Fariña Videla sostuvo que el P.C. "Era psicólogo no solo por sus excepcionales condiciones para la comprensión y descripción del misterio del hombre, dramáticamente vivió desde su experiencia en las cimas del dolor y la angustia como en las cimas de la esperanza y el éxtasis, sino que lo era también por específica capacidad académica. La primera dimensión del Castellani psicólogo implica la totalidad de su obra se halla presente en la poesía mística (que he llegado a usar en mi práctica psicoterapéutica con muchos pacientes), en los trabajos antropológicos (por ejemplo: lo que hay en su libro en Kierkegord "Acerca del singular"), en la expresión literaria (donde las descripciones caracterológicas de algunos personajes son francamente inolvidables y antológicas), en la reflexión teológica (cuando ilumina la dinámica psíquica desde la experiencia del pecado o el fin de los tiempos). Y así podríamos seguir con toda su obra".
Comenta el Dr. Fariña Videla la influencia que tuvo el Padre Castellani en su profesión como psicólogo y señala que la Fundación Arché le dedicó su sala de conferencias y salón Principal al Padre, los que lo recuerdan permanentemente su presencia.
SU OBRA POÉTICA
Cantaba bellamente el insigne poeta Hôldering: "Pero a nosotros, los poetas, nos corresponde estar con la cabeza desnuda bajo las tormentas de Dios, y aferrar con nuestras manos el rayo luminoso y trasmitir al pueblo con nuestro canto el don celeste".
Esto le cuadra al Padre Castellani y tal fue su misión.
Sin duda don Leonardo fue el poeta sustancial, ello se trasluce claramente a través de toda su obra, aunque obviamente, la mayoría de ella no esté escrita en verso.
El Padre Castellani consideraba que el Universo no es un proceso natural, sino que es un poema gigantesco, un poema dramático del cual Dios se ha reservado la iniciación, el nudo y el desenlace que se llama teológicamente Creación, Redención y Parusia.
Como pregonaba Aurora Venturini: "Si leo la poesía de Leonardo Castellani, entro tan hondo, que es mi propia poesía la que leo".
Y Liliana Beatriz Pinciroli de Caratti exponía que: "Castellani canta desangrándose en el canto, se da todo él, se entrega enteramente dejando la llaga al descubierto".
Coincidimos con la citada licenciada que la concepción Castellaniana de la poética se hallaba inseparablemente ligada a ser portadora de la verdad.
A propósito de los poetas decía Castellani: "El poeta y el Santo tienen el poder de imaginar las cosas invisibles...”.
LA NOBLEZA
Instaba a recuperar la nobleza y la definía: "Como un hombre de corazón. Un hombre que tiene alma para sí y para otros; son los nacidos para mandar, son los capaces de castigarse y castigar, son los que en su conducta han puesto estilo; son los que no piden libertad sino jerarquía; son los que se ponen leyes y las cumplen; son los capaces de obedecer, de refrenarse y de ver. Son los que odian la ringue rebañera. Son los que sienten el honor como la vida. Los que por poseerse pueden darse. Son los que saben a cada instante las cosas por las cuales se debe morir. Los capaces de dar cosas que nadie obliga y abstenerse de las cosas que nadie prohíbe".
De allí que rescatará los principios caballerescos; y es así como predicaba que había que rogar para que: "Dios vuelva a unir en un haz esas dos grandes creaciones de la Iglesia, hoy desunidas por el liberalismo: el espíritu de caballería-El espíritu de apostolado".
"Los católicos liberales dicen: transijan, transijan, transijan; al fin y al cabo estos masones que gobiernan nos dejarán predicar y eso es lo principal porque predicando nosotros se convertirán, incluso esos mismos masones... creen que es posible el apostolado sin la caballería, que es como decir La Gracia sin Naturaleza".
"El fundamento de una nobleza es el afincamiento permanente en la tierra... La virtud más sólida hablando de las virtudes naturales es la que está en la sangre. Es la virtud consolidada y consustanciada en el honor...".
CONCLUSIÓN AGRADECIDA
Son muchos los que se convirtieron a través del P.C., y también son muchos a los que ha ayudado enormemente a no flaquear en las tormentas y no desesperar en el infortunio, conforme a su apotegma: "Dios no nos pide que venzamos, sino que no seamos vencidos".
Habrá una infinidad de jóvenes que podrán abrevar y enriquecerse con sus enseñanzas.
El diario de la mañana -además de indigestarnos- es ilegible y anticuado por la tarde.
Nuestro benemérito Castellani será siempre un clásico, cuya belleza y frescura, como el buen vino y los amigos, se acrecientan con el tiempo.
El Padre dio el buen combate y mantuvo la FE; nos dejó un tesoro inapreciable a través de toda su obra. En nosotros está hacerlo fructificar.
Como culminación citaré su magnífico poema "JAUJA", que él mismo consideró como el mejor de los suyos, y pienso que efectivamente es así:
"Yo salí de mis puertos tres esquifes a vela
Y a remo a la procura de la Isla Afortunada
Que son trescientas islas, mas la flor de canela
De todas es la incógnita que denominan Jauja
Hirsuta, impervia al paso de toda carabela
La cedió el Rey de Rodas a su primo el de León
Solo se aborda al precio de naufragio y procela
Y no lo hallaron Vasco de Gama ni Colón.
Rompí todas mi cosas implacable exterminio
Mi jardín con sus ramos de cedrón y de arauja
Mis libros de Estrabonio, de Plutarco y de Plinio
Y dije que iba a América, no dije que iba a Jauja,
Pinté verdes los cascos y los remos de minio
Y las velas como alas de halcón y de ilusión
Quedé sin Rey ni Patria, refugio ni dominio
Mi madre y su pañuelo llorando en el balcón.
Muchas veces la he visto, diferentes facciones,
Diferentes lugares, siempre la misma Jauja
Sus árboles, sus frondas floridas, sus peñones
Sus casas maderamen del mas perito atauja.
Su señuelo hechicero de aromas y canciones
Enfebrecía el celo de mi tripulación.
Más desaparecían sus mágicas visiones
Apenas la ardua proa tocaba el malecón.
La he visto entre las brumas, la he visto en laontananza
A la luz de la luna y al sol del mediodía
Con sus ropas de novia de ensueño y esperanza
Y su cuerpo de engaño decepción y folia.
Esfuerzo de mil años de huracán y bonanza
Empresa irrevocable pues no hay volver atrás
La isla prometida que hechiza y que descansa
cederá a mis conatos cuando no pueda más.
Surqué rabiosas aguas de mares ignorados
Cabalgue sobre olas de violencia inaudita
Sobre mil brazas de agua con cascos escorados
Recorrí la traidora pampa que el sol limita.
Desde el Cabo de Hatteras al golfo de Mogados
Dejando atrás la isla que habitó Robinson
Con buena cara al tiempo malo y trucos osados
Al hambre y los motines de la tripulación.
Me decían los hombres serios de mi aldehuela
"Si eso fuero seguro con su prueba segura
También me arriesgaría, yo me hiciera a la vela-
Pero arriesgarlo todo sin saber es locura..."
Pero arriesgarlos todo justamente es el modo.
Pues Jauja significa la decisión total
Y es el riesgo absoluto, y el arriesgarlos todo,
Es la formula única para hacerla real.
Si estuviera en el mapa y estuviera a la vista
Con correos y viajes de ida y vuelta y recreo
Eso sería negocio, ya no fuera conquista
Y no sería Jauja, sino Montevideo.
Dar dos recibir cuatro, cosa es de petardista,
Jauja no es una playa -Hawaii o Miramar.
No la hizo un matemático sino el Gran Novelista
Ni es hecha sino para marineros de mar.
Las gentes de los puertos donde iba a bastimento
risueñas me miraban pasar como a un tilingo
Yo entendía en sus ojos su irónico comento
Aunque nada dijeran o aunque hablaran en gringo.
Doncellas que querían sacarme a salvamento
Me hacían ojos dulces o charlas de pasión-
La sangre se me alzaba de sed o sentimiento
Mas yo era como un Sísifo volcando su peñón.
Busco la isla de Jauja, se lo que busco y quiero
Que buscaron los grandes y han encontrado pocos
El naufragio es seguro y es la ley del crucero
Pues los que quieren verla sin naufragar, son locos-
Quieren llegar a ella sano y limpio el esquife
Seca la ropa y todos los bagajes en paz
Cuando solo se arriba lanzado al arrecife
El bote y atacando desnudo a nado el caz.
Busco la isla de Jauja de mis puertos orzando
Y echando a un solo dado mi vida y mi fortuna.
La he visto muchas veces de mi puente de mando
Al sol de mediodía o a la luz de la luna.
Mis galeotes de balde me lloran ¿Cuándo, cuando?
Ni les perdono el remo, ni les cedo el timón.
Este es el viaje eterno que es siempre comenzando
Pero el término incierto canta en mi corazón.
ORACIÓN
Gracias te doy Dios mío que me diste un hermano
Que aunque sea invisible me acompaña y espera-
Claro que no lo he visto, pretenderlo era vano
Pues murió varios siglos antes que yo naciera
Más me dejó su libro que, diccionario en mano,
De la lengua danesa voy traduciendo yo
Y se ve por la pinta del fraseo baquiano
Que él llegó, que él llegó.
COLOFÓN
Hay quienes vieron enigmáticas las últimas palabras del P.C. previas a su muerte: "No puedo más, me rindo".
Entendí, que justamente en ese instante conquistó JAUJA: tal como lo dejó plasmado en su poema “Cederá a mis conatos cuando no pueda más”.
Se rindió ante Dios Nuestro Señor como corresponde a un Sacerdote-Caballero. En distintas oportunidades nos comentó que no debíamos claudicar, traicionar, ni entregar la ciudadela, "que sólo cabía rendirse ante Dios".
No cabe duda que el P.C. vivió y murió al servicio de la Patria y la Cruz.
Por ello intuyo y creo: "Y se ve por la pinta del fraseo baquiano QUE EL LLEGÓ, QUE ÉL LLEGÓ..."
Juan Antonio Vergara del Carril
Bibliografía:
Camperas 1931,1991.
La catarsis Católica en los ejercicios de San Ignacio, 1934.
Historias del Norte Bravo, 1936;1977.
Reforma de la Enseñanza, 1939.
Martita Ofelia, 1939.
La reforma de la enseñanza en su faz pedagógica, en la Enseñanza Nacional, de Aguilar C. y otros, 1940
Conversación y crítica filosófica, 1941.
Las muertes del Padre Metri, 1942, 1978
El nuevo gobierno de Sancho, 1942, 1991.
Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas, 1944,1977.
Una santa maestrita, 1944.
Crítica literaria, 1945.
Las canciones de Militis, 1945, 1977.
Kant en la obra de José Marechal, 1946.
Rudimentos de Metafísica, 1950 (mimeógrafo).
Elementos de metafísica, 1951.
Cristo, vuelve o no vuelve?, 1951.
El libro de las oraciones,1951, 1978.
El ruiseños fusilado. El místico, 1952,1975.
La muerte de Martín Fierro, 1953.
Los papeles de Benjamín Benavídez, 1954.
Explicación y prueba en Psicología, Actas del Primer Congreso Argentino de Psicología, Universidad de Tucumán, Vol. I, p. 305/322., 1955.
Su Majestad Dulcinea, 1956.
El Evangelio de Jesucristo, 1957.
El enigma del fantasma en coche, 1958, 1976.
Las parábolas de Cristo, 1994.
El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío, 1959.
[1] Catellani por Castellani, P. 372
[2] Leonardo Castellani “Un País de Jauja” P. 20
[3] Castellani, “Un país de Jauja” p. 10.
[4] R. P. Sanchez Abelenda “El sentido Religioso” en “RIIH Juan Manuel de Rosas” Nº 36, P. 56.
[5] Juan Luis Gallardo
[6] Mons. Quarraccino: “Semblanza del Padre Castellani” en “RIIH Juan Manuel de Rosas” Nº 36.
[7] Buela, “Las ideas de mi tío el cura” p. 10.
[8] Carta de Cesar Tiempo en Castellani por Castellani, Pg. 377.
15 de julio de 2008
BOLETIN "LA RECONQUISTA", AÑO 1, Nº 7
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