6 de septiembre de 2007

PENSAMIENTO POLITICO DE JUAN MANUEL DE ROSAS




ALGUNAS CONSIDERACIONES PREVIAS: El tema fundamental de este trabajo es el pensamiento político de Juan Manuel de Rosas, además se tendrán en cuenta algunos aspectos referentes a su accionar político concreto.

Como digo más adelante, la intención es resaltar algunos puntos relevantes de este tema, dar vista al abordaje que al respecto se hace desde distintas visiones, y despertar el interés por este aspecto de la formación de nuestra cultura.


Presunto empirismo del pensamiento político de Rosas: Es un lugar común y reiterado, presuponer un carácter totalmente empírico a la formación política e ideológica de Rosas, si es que se acepta tal categoría en el Restaurador. Mucho de lo relativo a este tema, limita la cuestión al “perfil” de un gran empresario ganadero de la época, e incluso según el autodenominado cientismo social, solo un ganadero “grande”. Este determinismo vacuno es el más utilizado entre sus detractores e incluso es frecuente en algunos de sus menos felices defensores.


Concepción reduccionista de la cuestión: Todo se limitaría, apenas a una experiencia práctica como estanciero, jefe de peones a la vez gauchos y soldados, conductor de duros criollos e indios de la “franja” de frontera rural, y según algunos exaltamientos: “ Vigoroso desbravador de baguales, que puesto a Gobernador, desbravó a una sociedad chúcara y resabiada...” . (Sic).


Nuevas visiones: Tales entusiasmos, tanto los adversos como los favorables, merecen una revisión, como decíamos cuando yo era mocito. O una nueva mirada, como dicen algunos ahora. (ojo!..., hay quién mira y no ve, y hay quien ve y revisa).


Lo rural en su exacta dimensión: Por supuesto, no se pretende negar que la personalidad de Rosas estaba marcada por su experiencia como estanciero y conductor de hombres de frontera, esto es insoslayable, pero bajo ningún aspecto excluyente o prioritario


Algunos enfoques correctos: Autoridades como Enrique Barba, Fermín Chávez y Arturo Sampay han escrito claramente al respecto. Y aunque sus valoraciones sobre Rosas son distintas, todos ellos coinciden en la existencia de algo más que una formación empírica, rural y vacuna. Incluso autores formados en el autodenominado “cientismo”, se atreven a matizar la opinión de los precursores de tal orientación en nuestro país, y elaboran trabajos valiosos y novedosos respecto a este tema. Se puede o no estar de acuerdo total o parcialmente con ellos, pero aportan interpretaciones inteligentes. Incluso en muchos casos se atreven a matizar las un tanto estructuradas opiniones de los precursores del “cientismo”, dando oxígeno al espacio de esta corriente, a veces muy acotada por el neo mitrismo en el que suele encapsularse Halperín Donghi, o la ultra síntesis que practica Romero, hijo. Entre los cientistas que señalábamos como felizmente renovadores, mencionamos a Pilar Gonzalez Bernardo, y Jorge Myers, que abordan el tema con novedad e interés. Todos los nombrados, y otros estudiosos de esta cuestión, en cuya obra se fundamenta este trabajo, están mencionados en la referencia bibliográfica que se adjunta.


Límites de este trabajo: El propósito de estas líneas es sintetizar ciertos aspectos y establecer alguna reflexión, no sé si novedosa, para provecho del estudioso de nuestro devenir histórico.


Los “Planes” de 1818 y 1819: La supuesta indiferencia de Rosas con relación a las cuestiones políticas durante el proceso de la Independencia, se ha convertido en una de las versiones más difundidas e instaladas en la historiografía “oficial”, aunque no se corresponde con los hechos reales en forma absoluta. Si bien el mismo Rosas reconoce que no activó en forma directa, hoy diríamos militante, en la Revolución, es necesario puntualizar algunos aspectos. En 1818 y 1819 formó parte integrante y responsable de una Comisión Oficial, convocada por el Directorio, ante la amenaza de una expedición europea, que se dirigiría a tomar Buenos Aires, para encarar la restauración borbónica en Sud América.


La evacuación urbana y la resistencia rural, frente a la amenaza realista: También debía expedirse sobre las posibilidades de evacuar a la población de la ciudad hacia la zona rural, y efectuar una guerra de resistencia prolongada en base a milicias de caballería gaucha e india.


Entusiasmo de Rosas: La acción del joven estanciero Rosas en esta Comisión fue entusiasta y protagónica. Los dos proyectos que presentó, fundamentados, explícitos y minuciosos, excedían incluso la mera coyuntura y establecían verdaderas propuestas de desarrollo integral para la Campaña,. Rosas refleja en estos escritos no solo un conocimiento inteligente y creativo de la realidad rural, también lo conceptualiza en forma clara y precisa: en el marco del Agrarismo Republicano o Cincinatismo.


Cicerón, Burke, Paine y De Maistre, en las pampas: Los dos conceptos mencionados, que luego serían fundamentales en el discurso rosista, ( Ver Myers, Jorge; “Orden y Virtud...) son tomados de Cicerón, el que incluso es citado en prolijo latín. En el plan de 1818 se reproducen párrafos de Burke y De Maistre, notables pensadores del Tradicionalismo del siglo XVIII, y se utilizan argumentos de Paine, revolucionario inglés muy radicalizado, pero solo para caracterizar ciertos aspectos del sentido común del hombre de campo ( Ver Sampay, Arturo E.; “Las Ideas Pol...”


A partir de 1820: El año 1820 es considerado un año “bisagra”. Sin entrar a considerar esta denominación, se nota que la intervención de Rosas en las cuestiones públicas es cada vez más frecuente e importante.


Los papeles públicos: Esta actividad práctica va acompañada por la producción de numerosos documentos, que se unen en una articulación dialéctica llamativa: la idea de orden y poder, ensamblados con los cambios necesarios para mantener la convivencia social y la inmanencia de la virtud.


Forma y estilo, lecturas y reflexión, amplitud temática: Estos escritos, siempre precisos y detallistas, denotan una gran capacidad reflexiva, y un claro hábito de lectura en temas políticos y filosóficos, lecturas que son aplicadas con inteligencia y creatividad en el discurso rosista. Es necesario señalar que estas características se extendieron a temas no políticos, y que su hábito y gusto por leer y escribir abarcó también la narrativa, la reflexión moral, las instrucciones administrativas y técnicas para las estancias, el vocabulario de la lengua pampa...( Ver Chavez, Fermín; “ Escolio sobre Rosas...”; “La Libreta de Rosas”.Venturini, Aurora; “Mercedes Rosas...”).


Finalidad Práctica y directa: La escritura rosista, en general, presenta la característica de una finalidad claramente práctica y directa. No se trata de ensayos o artículos periodísticos. Menos aún de obras con pretensión académica. Son cartas, anotaciones mensajes oficiales, instrucciones, a lo sumo proclamas o mensajes a la legislatura. Sin embargo trasunta en forma clara una base de erudición y saber; y refleja y evidencia la existencia de un pensamiento político elaborado.


Condición intelectual de Rosas: Por lo tanto, se hecha por tierra el tan común y apresurado juicio sobre la pobreza de erudición e intelectual de Rosas y su “brutalidad”. Es tan común escuchar qué Rosas era ignorante, porque nunca escribió un libro. ¿Es que la sola autoría de una publicación, ya habilita para ser sabio? Por otra parte, en todos los aspectos Rosas escribió mucho y bien. Además el no se proponía como escritor político, aunque en su exilio lo pensó y tal vez no se ha dicho la última palabra en este sentido. Se asumía como gobernante y conductor de hombres, y elaboraba el pensamiento político con la misma contundencia y claridad que actuaba de acuerdo a sus convicciones y conciencia.


“Carta de la Hacienda de Figueroa”, pieza clave del pensamiento político de Juan Manuel de Rosas: Es conveniente señalar en este punto, que uno de sus escritos fundamentales, donde quedan muy claros sus principios de Confederación, Soberanía y Constitución Política Previa a la Constitución Escrita; tiene la característica de “documento práctico”. Me refiero a la “Carta de la Hacienda de Figueroa”, concebida por Rosas como un “memo” o “instructivo” para que Quiroga acuerde con los gobernadores del interior sobre el tema de un congreso constituyente, durante la crisis de 1834. En realidad es un verdadero manifiesto razonado sobre la forma y oportunidad en que se debe constituir el país.


En esta pieza angular del pensamiento político de Don Juan Manuel de Rosas, se sostiene claramente la prioridad del Orden Político como base segura del Ordenamiento Jurídico, y por supuesto queda muy claro que junto a la capacidad práctica del Restaurador existe una base de lecturas y reflexiones, tal como se nota en todos sus escritos, fundamentalmente en los producidos durante su etapa pública.


De Aristóteles a Barruel, las Encíclicas Antimasónicas y las doctrinas del gobernante absoluto: Sus expresiones políticas del período 1829/ 1852, dan cuenta de su conocimiento con respecto de la obra de Barruel, y sus lecturas, de las cuales estaba particularmente orgulloso de la “Ética para Nikómaco”, de Aristóteles (Ver Sampay; op.cit. pags 24). Sus comunicaciones con la Santa Sede demuestran el dominio de los conceptos de las encíclicas condenatorias a las logias masónicas y de la diplomacia vaticana, lo que se observa en otras producciones de su despacho. (Ver idem pags. 24/25).



Gaspard Real de Curban; la ciencia política de la Reacción: Según el Dr. Sampay, en su obra “Las ideas políticas de Juan Manuel de Rosas” (Ver Bibliografía), la influencia doctrinaria principal en el pensamiento político del Restaurador fue la lectura de “Ciencia de Gobernante”, debida a la pluma de Gaspard Real de Curban, (1682-1762), consejero de la corona francesa y teórico de la monarquía absoluta. Es reputado como un verdadero maestro de las doctrinas de la Ciencias Política del Siglo XVII, que hace especial hincapié en el gobernante absoluto como pieza clave de la realidad política. Por otra parte la obra de Curban preanuncia a los autores de la Ciencia Política de la Reacción, en la que es fundamental la Sabiduría del Gobernante, su capacidad de Conducción. Esto es una respuesta a los racionalistas ilustrados, pués estos suplantan la “conducción” política por la “norma” jurídica y al conductor político por el intérprete de códigos jurídicos. En una palabra; el criterio “racionalista ilustrado” subordina el “orden Político” al “ordenamiento escrito jurídico constitucional como previo y necesario.


Ilustración, liberalismo y constitución ideal: Así se explica el constitucionalismo ideal como forma previa y prioritaria para los “ilustrados” dieciochescos y los liberales decimonónicos; y sus confesos discípulos, los “unitarios rivadavianos” e incluso los “románticos del treinta y siete”, en verdad más afrancesados que románticos, alejados del pensamiento de Herder, más cómodos con Lerminier, mal difusor de aquel, y pésimo traductor de Von Savigny Pero también hubo en el Río de la Plata lectores de las doctrinas de la conducción política, conocedores de Ciceron, Real de Curban y Burke, para quienes constituir idealmente primero, y ordenar la realidad política después resultaría tan disparatado como, en el campo, uncir el buey detrás del arado.


Prioridad de la Constitución Real o de la Constitución Ideal tema siempre actual: Cabe señalar que estamos frente a una de las polémicas más importantes y fundamentales en la cuestión del pensamiento político, y por supuesto en la práctica política, sin la cual el pensamiento se transforma en un mero macaneo supuestamente académico. Podemos arriesgar que en Platón se nota una tendencia a colocar lo ideal sobre la realidad política . Aristóteles, contrariamente considera que la idea constitutiva surge de una necesaria y previa reflexión sobre la realidad De allí en más queda instalado el tema en el pensamiento occidental. Es interesante observar que, dentro de una misma línea u orientación , hay posiciones encontradas al respecto. Y en otros casos autores y políticos opuestos en términos generales, coinciden en este punto. Por ejemplo Burke y Paine, en todo disienten, pero en la prioridad de la realidad política coinciden totalmente.


Discutible criterio de la Ilustración Liberal: Esto ha posibilitado que todo un espacio historiográfico, limitado a un reduccionismo lamentable, abunde en imágenes estáticas, tan apreciadas por algunos sociólogos, inmóviles y en un engañoso “blanco y negro”. El liberalismo instala el discutible concepto de la prioridad de la constitución escrita, desapareciendo la importancia de la ciencia política, y tal como señala Sampay, hay matices y excepciones.


Alberdi y Rosas: Señalo por mi parte que uno de esos matices o variaciones es el discurso político de Juan B. Alberdi. Federal y formalmente rosista entre 1834 y 1837, durante ese tiempo publica el “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”, donde considera la realidad histórica como fuente del derecho. En 1838, en pleno conflicto con Francia, “descubre” como muchos otros “románticos” que Rosas es un “ tirano”. Se autoexilia en Montevideo donde se dedica a combatir a Rosas, con la pluma ....Viaja por el mundo y descubre el “positivismo”, sobre todo en la versión de Spencer, que es altamente racista. Condena en masa a las masas mestizas de Argentina y América. En las “ Bases” invierte los términos del historicismo y afirma que la Argentina no tiene historia...y para que la tenga hay que darle una constitución escrita. La culpa de todos estos contratiempos la tienen Rosas y sus cómplices. Luego, alineado con Urquiza, rompe con el círculo liberal porteñista, y va revisando algunas cuestiones; denuncia a Mitre y a Sarmiento como déspotas tiránicos, frente a la Guerra de la Triple Alianza condena el genocidio paraguayo, revalorando al criollo y al indio. Tras una entrevista con el exilado Rosas insiste en sus planteos de idealismo constitutivo pero recuerda con disgusto haber combatido al Restaurador, con la pluma...y por fin termina en su vejez diciendo que Rosas no fue “tan” tirano, quienes vinieron después fueron peores. Y llega a decir: “...pobre de aquella nación cuyo fundamental cimiento es una constitución escrita; una caja de cerillas puede destruirla”. Y se arrepiente de haber escrito las “Bases”. En fin, aunque es apreciable tal capacidad de autocrítica, la firmeza de convicciones de Rosas se agranda frente al conflictuado Alberdi.


Rosas, Alberdi y Lasalle: El historiador Gonzalez Arzac, (Ver Bibl.) puntualiza en uno de sus trabajos, que Rosas y Alberdi coincidieron en condenar la constitución ideal como garantía de la constitución real. Uno desde siempre y basado en una firme formación. El otro luego de una serie de avatares y a través del tiempo. Por los mismos años Ferdinando de Lasalle, socialista revolucionario alemán, también se manifiesta francamente en contra de la constitución ideal. Lasalle fue maestro de Marx,, quien luego le criticara; debido a la política pragmática de Lasalle que proyectaba una alianza con el Conde Bismark, Canciller de Prusia y tradicionalista, en contra de la burguesía liberal financiera. Es interesante puntualizar, que todos estos personajes, de alguna manera coetáneos y vinculados a la política práctica y teórica, en una época en que sus patrias construían el Estado Nacional, desde distintas posiciones ideológicas y con actitudes diversas, llegaron a la misma conclusión: Constituir primero la realidad, y después la constitución ideal se escribe sola.



Iñigo Carrera, Roberto L.




Bibliografía:


- BARBA, Enrique; “Correspondencia entre Rosas, Quiroga y Lopez” – Hyspamerica- 1985, Pags.7/45—90/105.


- CHAVEZ, Fermín, “Escolio sobre Rosas Escritor”. En Revista del Inst. de Inv. Históricas Juan M. De Rosas N° 32 “La Libreta de Rosas” Colección Estrella Federal 1995.


- GONZALEZ ARZAC, Alberto, “Pensamiento Constitucional de Rosas”; en Rev. Del Inst. de Inv. Históricas Juan Manuel De Rosas. N° 30.


- MYERS, Jorge; “Orden y virtud, el discurso republicano en el régimen rosista”. Univ. Nac. de Quilmes. 1995.


- SAMPAY, Arturo E. “Las ideas políticas de Rosas” Centro Ed. 1975.

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