10 de noviembre de 2010

APUNTES SOBRE JOSE HERNANDEZ EN EL DIA DE LA TRADICION


CAÑADA DE GOMEZ

(Luego de Pavón) las fuerzas confederadas se retiran lentamente en varias direcciones y, en la que marchaba Hernández, luego de varias agotadoras jornadas, acampa en Cañada de Gómez el 22 de noviembre, donde es sorprendida por la caballería del general uruguayo Flores [Venancio], quien por intermedio del jefe de su vanguardia coronel Francisco Caraballo, también uruguayo, “tocó a degüello”, produciendo una mortandad espantosa e innecesaria; cumpliendo con la consigna liberal de “no ahorrar sangre de gauchos”.

La influencia de estas acciones en las que interviene como protagonista, dejan profundas huellas en el alma sensible del bardo en ciernes y también, producen las renuncias del presidente Derqui y luego, la del vicepresidente general Juan Esteban Pedernera, quedando el gobernador sublevado, general Mitre, a cargo del gobierno nacional; quien convocó a elecciones el 27 de junio del año siguiente, 1862, siendo elegido Presidente Constitucional.

José Hernández militó siempre en las filas de los caudillos contra las tendencias políticas de Buenos Aires. Para él, ellos representaron genuinamente el espíritu de la república federal. Discípulo de Alberdi, vio en la lucha contra estos jefes provincianos una recrudescencia del despotismo. Apagada la guerra civil, o disminuida tras el vil asesinato del general Ángel Vicente Peñaloza, la meditación y la experiencia fueron creando en Hernández una noción cada vez más compleja y penetrante de nuestra realidad. Es que la muerte del “Chacho” Peñaloza resultaba históricamente para Hernández una afrenta de los vencedores más que el camino hacia la "civilización" auspiciada por los prohombres del liberalismo extranjerizante.

CON RICARDO LOPEZ JORDAN

La última vez que tomó las armas fue en ocasión de jugarse por los federales del caudillo entrerriano Ricardo López Jordán. Cuando en 1870, después del asesinato de Urquiza, Domingo Faustino Sarmiento decreta la intervención nacional a Entre Ríos, entonces José Hernández, aunque finalmente combatirá junto a López Jordán, se pronuncia a la vez contra el crimen y contra la intervención que va a desatar un nuevo conflicto.

Para ese tiempo, afirmaba en un artículo publicado en “El Río de la Plata” que se declaraba “partidario ardiente de la paz y el orden”. Frente al espectáculo de sangre que iba a ofrecer la República, considera “fatal” al choque de Buenos Aires y Entre Ríos, argumentando que “estamos por la política de la ley resueltamente contra la política de la guerra”, según lo que anotó en el mismo periódico el 27 de abril de 1870.

Finalmente, el padre del gaucho Fierro se batirá por los últimos federales en la batalla de Ñaembé, siendo derrotado por las fuerzas porteñas mandadas por Sarmiento. José Hernández era, se puede decir, un militante de las fuerzas vencidas, que había estado en Cepeda, Pavón, Cañada de Gómez y ahora en Ñaembé. Por todo ello, el poeta se internará en el Hotel Argentino de Buenos Aires donde, lleno de tristezas y melancolías, dedicará largas horas de su tiempo en hacer que los hombres no olvidasen la tragedia del gauchaje. Así nacía el “Martín Fierro” y el testimonio de la patria vieja que ya daba paso a la modernidad y a la inmigración.

Fuentes:

De Carranza, My de Artillería Arturo: El Señor de los Gauchos, Revista del Círculo Militar N° 696, Buenos Aires 1972.

Pagés Larraya, Antonio: Prosas del Martín Fierro, Hyspamérica Ediciones, Buenos Aires 1987.

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