7 de noviembre de 2010

POEMA DE AMOR A LA PATRIA



Mi corazón se palpita al ver tu inmensa llanura y tu infinita cordillera,
Con tus brazos de agua que envuelven tu eterno esplendor.
En el más austral de los horizontes donde se divisan enormes cristales de inconmensurable belleza,
y luego en los bosques donde se siente la divina presencia.

En enormes mares que deslumbran los ojos de tu eterno padecer,
allí donde la vil usurpación gringa no me hará detener.
El sol se asoma e ilumina la tierra fértil de la Pampa,
Y desde las altas montañas ilumina la región de la vid,
sol que como suprema divinidad,
lleva a tus tierras alegría y prosperidad.
De repente se asoman tu bello jardín,
que desborda de algarabía con su histórico sentir,
donde en tiempos de incertidumbre aportaste tu valor y gratitud hacia el porvenir.

De pronto la tristeza se apodera de mí,
tierras que reflejan el padecer de su desolación,
que me sumergen en impotencia y desesperación.
Y con el alegre cantar de tu corazón
tu espíritu glorioso se impone ante la presente conmoción
¿Esto es lo que soñó tu padre fundador?
¿O fue fruto de tu eterno sometimiento y opresión?
Mis oídos se pierden ante el sonido de la grandeza,
y me va llevando hacia la obra del eterno redentor,
al encontrarme con el caer de las aguas que a espíritu de millones cautivo.

Pero en un extremo,
tu cuidad capital, que con su indiferencia y banalidad
que en miras a lejanas tierras,
desprecian tu tradición y tu honor.
Y en ese mar de desesperanza
mi corazón se desgarra al sentir tu dolor.

Pero allá lejos en el horizonte un camino de esperanza se ve divisar,
una minoría entusiasta que a tu grandeza quieren salvar.
Nuestra vida con devoción te ofrecemos,
y tu porvenir en buenas manos quedará.
Para que el mundo entero te venere en la eternidad.



Por Paula Garibotto

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