Algo parecido a lo dicho anteriormente es lo que ocurre en el Museo de Arte Español “Enrique Larreta”, complejo ubicado en el barrio de Belgrano, Buenos Aires, en la intersección de Juramento y Vuelta de Obligado. Allí hay una muestra denominada “Evita y los trajes del pueblo español. Memoria de una colección”, que se inauguró el pasado 23 de julio de 2011, y cuya duración se prolongará hasta el 28 de agosto del corriente año. Esta muestra pone a la expectación del público los 50 trajes regionales españoles que le fueron obsequiados a Eva Duarte de Perón en su gira por España, en 1947.
Una imagen de algunos vestidos que se exhiben. Los dos vestidos del medio son el de Tarragona y el de Guipúzcoa, los cuales guardan estrecho contacto con los conflictos internos de España.
Se trata, sin lugar a dudas, de una faceta prácticamente desconocida de aquel mítico viaje a
La recepción que recibió de parte de los españoles jamás volvió a repetirse en la riquísima historia de
La recepción de las prendas tradicionales se hizo ante una plaza totalmente desbordada de gente, y en la parte central del lugar “se había levantado un escenario de proporciones monumentales (…) tapizado en rojo y dorado, cubierto de flores naturales y contaba con un magnífico sistema de iluminación”, advierte Patricia Nobilia, guía del Museo de Arte Español “Enrique Larreta”. Las danzas típicas de esas zonas se hicieron ver y escuchar por la multitud agolpada en la ocasión, resaltadas con coreografías fantásticamente elaboradas.
TRAJES E HISTORIA
Los vestidos son un fiel reflejo de las costumbres de España de los últimos siglos. En varios de ellos, se aprecian los elementos distintivos que utilizaban las mujeres españolas, como ser: la peineta, la mantilla, el mantón, el pañuelo, el Rosario y el abanico. Cada región reúne sus propias características. El traje de Navarra que le fue regalado a Eva Perón, “posee una clara influencia francesa inspirada en la moda romántica. El frío de los Pirineos exige el uso de paños abrigados en su confección”. En cambio, los vestidos de Madrid y Granada, están catalogados como “Trajes Goyescos”, pues han “sido inmortalizados en la obra de Francisco de Goya, artista que perpetuó la moda de los majos y majas de Madrid. Con el tiempo los majos fueron apareciendo en otras ciudades, y a principios del siglo XX su forma de vestir fue adoptada por las clases altas, que imitaban a las clases populares”, explica un interesante folleto de la muestra que aquí describimos.
Cada vestido venía envuelto y protegido en un canasto de mimbre, uno de los cuales se conserva impecable en el Museo “Enrique Larreta”. Como se observa en una de las imágenes de esta nota, a su lado está el baúl en que arribaron las joyas de los cincuenta vestidos ofrendados a Eva Duarte de Perón. Esas joyas son, en su mayoría, de oro 14 K y con incrustaciones de berilo.
Una de las piezas más interesantes de la muestra, es la perteneciente a la medalla que iba con el traje regional de Asturias. En el anverso aparece la imagen de
Otros diseños, para el caso Toledo, Ciudad Real y Albacete, dejan ver reminiscencias musulmanas, hebreas y cristianas, heterogeneidad cultural que vivenciaron estos lugares a lo largo de la historia de España, por ser una “estratégica ubicación geográfica” de la península en la que se reflejaron “todas las culturas que se asentaron en España”. Las rencillas internas de
LOS VESTIDOS EN EL PAIS Y EL REVISIONISMO
Con fecha 23 de agosto de 1947, Eva Perón retornaba al país junto a los valiosos trajes regionales que el régimen de Franco le había regalado por su rol de “Embajadora de
Una vez aquí, los mismos fueron expuestos por primera vez en el Museo Nacional de Arte Decorativo bajo el título “Trajes de España. Colección Doña María Eva Duarte de Perón”. Más de 150.000 personas vieron las piezas, lo que constituyó todo un éxito para la época. Entre los que contribuyeron al fomento de esta muestra artística figuró
Acontecido el golpe de Estado de 1955, los vestidos fueron confiscados por las autoridades militares en medio de una situación que invitaba al caos y la turbulencia. Hubo prendas que jamás volvieron a recuperarse, pero la mayoría se salvaron dado que “quedaron incautadas durante años en los depósitos del Banco Municipal de la calle Jean Jaurés”. Años más tarde, en 1966, “el Banco anunció que un lote de prendas que habían pertenecido a Eva, iría a subasta pública. Una protesta, encabezada por varios artistas ligados al peronismo lo impidió. En 1967, mediante el decreto N° 3894, se dispuso que los “trajes hispanos” pasaran a formar parte del patrimonio del Museo de Arte Español Enrique Larreta”. Desde entonces, un total de 800 piezas (entre vestidos, joyas y zapatos) le dan vida a esta colección casi única a nivel mundial.
El Museo “Enrique Larreta” tuvo el privilegio de divulgar estos uniformes españoles por primera vez en 1985, y lo hizo nuevamente ahora, en el presente año 2011. Como dice Patricia Nobilia, “Su exhibición excede la mera presentación estética para convertirse en un disparador que motive una reflexión profunda. Desde su lugar el museo asume el rol de cuidar este patrimonio, y en contra del olvido se convierte en un espacio que preserva la memoria”.
Jóvenes Revisionistas auspicia la visita al Museo de Arte Español “Enrique Larreta”, porque implica un acto de investigación y asomo a la historia argentina y de
El paseo por su delicioso Jardín de los Naranjos, obra de un sirio libanés que dejó, para los tiempos, sus licencias de jardinero y arquitecto, también reavivan el interés por el conocimiento historiográfico del terruño. En este oasis que se encuentra en medio de los edificios de Belgrano, hay un árbol traído de Hiroshima, Japón, que sobrevivió a la criminal acción de la bomba atómica arrojada allí en 1945, recibiendo el nombre de “Árbol de
Ejemplares de cipreses, palmeras de todo tipo y fuentes de exquisita confección, acompañan a un bicentenario ombú que, ubicado en los confines del jardín, fue testigo de todos los acontecimientos patrios habidos y por haber. Dos glorietas que hay allí, le dan un toque romántico a este espacio verduzco que es de ensueño. El toque del sirio libanés está plasmado en los caminos laberínticos que surcan las extensiones del lugar, y en los ventanales que dan a la calle Juramento, acaso el modo de “contactarse con el exterior”, según ha dicho cuando dio por concluida su obra maestra.
Por María del Carmen Amud - Gabriel O. Turone
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