Entre libros e historia: Gabriel Turone (presidente de Jóvenes Revisionistas) y Federico Addisi (director de Cultura de la Fundación Rucci). Todo ese material estaba disponible en el tercer piso.
Invitados, como fuimos, a la CGT (Confederación General del Trabajo) que abría sus puertas al público en la versión 2011 de “La Noche de los Museos”, Jóvenes Revisionistas fue testigo de una jornada donde se veía reflejada, a través de documentos, libros, archivos y objetos, la historia del sindicalismo argentino y de sus más encumbrados personajes. Esta iniciativa estuvo inspirada en el buen tino de quienes conducen y dirigen la Fundación Rucci, cuya sede se encuentra en el mismo sitio donde funciona la central de los trabajadores, ahí en Azopardo y Avenida Independencia.
Para neófitos y entendidos, este edificio emblemático posee piezas y testimonios de incalculable valor desde que reconocemos que allí han transitado sus pasillos y oficinas Eva Duarte de Perón, Juan Domingo Perón, José Ignacio Rucci, Saúl Ubaldini y tantos otros dirigentes que tuvieron una innegable ingerencia en los destinos políticos argentinos en buena parte del siglo XX.
Para esta nueva edición de “La Noche de los Museos”, la CGT y la Fundación Rucci pusieron a disposición de la gente varios atractivos, divididos por pisos y en donde se pasaron videos históricos, discursivos, etc., etc.
SECTORES DE LA MUESTRA
En la planta baja, el visitante se encontraba con varios paneles a color que, colocados cronológicamente, iban comentando la vida del ex secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, desde los nombres de sus antepasados hasta su vil asesinato en 1973, resaltándose su hombría de bien, su importante rol en la resistencia y como uno de los principales baluartes en la normalización de la CGT intervenida tras 1955. En el semicírculo que formaban los paneles, fueron ubicadas diversas vitrinas que protegían verdaderas reliquias pertenecientes a Rucci: su libreta de enrolamiento, la cédula de identidad, las cartas originales que le mandó Juan Perón desde el exilio, un poncho que utilizaba con frecuencia, dos facones de soberbia hechura (uno, obsequio de SMATA y el otro del ex embajador Manuel de Anchorena), un añejo ejemplar del “Martín Fierro” que se lo dedicó a su hijo, Aníbal, para que sea su guía en el porvenir, y todo esto hasta llega a la observación del mítico paraguas que empleó José Ignacio Rucci el día de la vuelta al país de Perón, el 17 de noviembre de 1972.
Acompañaba a esta escenografía, la proyección de fragmentos de videos en los que aparecía Rucci hablando a los trabajadores así como también distintos momentos de su vida militante.
En el 1er. Piso, se podía acceder a otro sitio harto histórico: el Salón “Felipe Vallese”, el cual lucía impecable y bellamente decorado. Con una capacidad para 250 personas, en este lugar se proyectaban, desde las 20:30 PM hasta la 1:00 AM, cuatro películas que saciaban las diferentes expectativas del público que se acercaba a la CGT en busca de datos y referencias de la Argentina Potencia.
Un piso más arriba se hallaba el Museo Testimonial “Eva Perón”. Aquí funcionaba, entre otras cosas, la oficina que utilizó Evita para atender los reclamos de los desposeídos cuando la Fundación “Eva Perón”. De manera infatigable, y desde este despacho, ella personalmente se encargaba de paliar la difícil situación de quienes no tenían un juguete, alimentos o una vivienda digna.
Entrar al hoy Museo Testimonial, significaba adentrarse a un espacio dedicado a la memoria de la “Abanderada de los Humildes”, puesto que allí mismo, en un lugar que yacía cerrado, el doctor Pedro Ara la embalsamó para la posteridad. Según nos han dicho, todavía se conserva parte del instrumental utilizado por Ara.
Pero lo más emotivo estaba en la misma oficina donde Eva Perón atendía el reclamo de los descamisados, puesto que al morir en 1952, esa habitación fue transformada para alojar su ataúd. Ese había sido su deseo si fallecía: estar en el mismo edificio de la CGT. Como se sabe, al sobrevenir el golpe de Estado de septiembre de 1955 y, con ello, la intervención de la CGT, su cadáver fue robado y llevado bajo un nombre falso a Europa. Sus restos regresarían al país en los últimos meses de 1974. En “La Noche de los Museos”, este reducto lucía como un auténtico altar, con un crucifijo y velas encendidas, y un enorme cuadro de Eva Perón de fondo. Flanqueaban a los elementos, dos banderas: la nacional y la del peronismo. Las paredes estaban cubiertas por periódicos antiguos, la mayoría de los días en que fallecía la ilustre esposa de Juan Perón, y de cuando fueron devueltos sus restos casi dos décadas más tarde.
En un tercer salón, se exhibían objetos que pertenecieron a Eva Duarte (un juego de copas, libros, etc.), como también paneles y periódicos en los que se ponía de manifiesto la obra caritativa llevada a cabo por la Fundación que llevaba su nombre no solamente en nuestro país sino por todos los países del continente americano.
DOCTRINA Y ARCHIVOS
El tercer piso –y último del recorrido ofrecido para el evento- estaba dedicado a cuestiones que tenían que ver con el adoctrinamiento y los archivos históricos.
Cuadro de Juan Manuel de Rosas que perteneció a José Ignacio Rucci, y que se expuso en la CGT. En la chapa inferior, se lee: "A JOSE RUCCI DEL CENTRO FEDERAL Y DE LA COMISION PRO-REPATRIACION DE LOS RESTOS DE ROSAS".
El pasillo que daba al salón donde funciona la biblioteca de la CGT (biblioteca cuyos mejores ejemplares fueron quemados por los militares de la “libertadora” que entraron al edificio), tenía decenas de paneles que enumeraban los episodios más resonantes de la vida institucional de la CGT, cuyo origen se remonta al año 1936. Antes de esta fecha, existieron otras centrales de obreros que estuvieron en manos de anarquistas y socialistas.
Una vez dentro, el lugar se dividía en dos: a la izquierda, estaba una mesa de grandes proporciones en las que se habían ubicado numerosos libros que hablaban sobre la historia del peronismo. Demás está decir que la selección de dichos ejemplares abarcaba a todas las tendencias que un movimiento de las proporciones del peronismo podía llegar a tener. Por lo que bien se puede decir que era ecuánime. La selección de los libros corrió por cuenta del señor Federico Gastón Addisi, eximio hombre de lectura que por estos días es director de Cultura de la Fundación Rucci. Nos ha confiado que esa noche llevó alrededor de 500 a 600 libros, pero que por no haber lugar para mostrarlos a todos, tuvo que poner apenas un cuarto de los mismos.
Memorias y Balances de la CGT de los años 1946 a 1990. Este tipo de material, como el que había anterior a la CGT nacionalizada, nunca vio la luz hasta ahora.
La idea era que la gente que acudía a la CGT, tenga un pantallazo lo más completo posible de la bibliografía que hay sobre el peronismo. Estamos seguros que Addisi sacó a la luz a varios autores que por estos tiempos, quizás, no son muy tenidos en cuenta, como por ejemplo Atilio García Mellad, ex embajador de Perón en Canadá durante su primera presidencia, o bien, intelectuales de la talla de Alberto Buela, entre otros.
Además, los libros fueron puestos en forma cronológica: textos completos de Juan Perón (reunidos en 25 tomos); intelectuales que contribuyeron a sus dos primeros gobiernos (Arturo Jauretche, Scalabrini Ortiz, Enrique Santos Discépolo, etc.) y al sostenimiento de sus principios doctrinarios (Leonardo Castellani, Alberto Buela, etc.); sobre Eva Perón; Resistencia Peronista; correspondencia Cooke-Perón; organizaciones armadas de los años 60 y 70; Isabel Perón y movimiento sindicalista; menemismo; y vida y obra de José Ignacio Rucci.
En el lado derecho de la sala, podían verse libros de “Balance y Memoria” de la CGT(de 1946 a 1990), gacetillas de la época del “Plan de Lucha” (década de 1960) y, tras antiguas vitrinas, documentos de los más variados y significativos. Uno de ellos, tenía el decreto mecanografiado de cuando la “Revolución Libertadora” intervino la CGT, por medio del capitán Carlos Alberto Esparrach, a través del “decreto ley N° 3032/55”. Otro documento valioso, es el que redactaron los gremios cuando fue asesinado el coronel Ramón L. Falcón por el anarquista León Radowitsky en 1909. Con una caligrafía escrita a pluma, se lee:
“(…) como represalia del drama horrendo de la Avenida de Mayo, cayó el causante principal de los estragos de que fue víctima el proletariado, el más asesino e intolerable de los verdugos de nuestra clase: el coronel Falcón.
“La prensa burguesa ha hecho la apología del ajusticiado. Nosotros hacemos la historia teniendo en cuenta su sanguinaria actuación con la vida e intereses proletarios, y concluimos por justificar la ejecución realizada”.
Recinto donde estuvo la oficina de Eva Perón cuando atendía los reclamos que llegaban a la Fundación "Eva Perón", y donde, con posterioridad, se ubicó el ataúd de ella hasta su robo, en 1955. Hoy luce de esta manera el lugar.
Así, de esta forma, se ha escrito el devenir histórico del sindicalismo argentino desde fines del siglo XIX. Claro, eran tiempos en que los sindicatos yacían en manos de personas con ideologías internacionalistas…hasta que llegó Juan Perón y los nacionalizó. Desde luego, que no hay que olvidar lo transcurrido ni en una época ni en la otra, y para eso abrió sus puertas la CGT, para echar un manto de luz acerca de lo que fue para nuestro país el desarrollo del movimiento obrero. Con y en todas sus variantes y matices, con sus héroes y villanos (que los hubo, como en todos los sectores). La propuesta de la CGT fue excelente, y Jóvenes Revisionistas la acompañó.
Comisión Directiva
JOVENES REVISIONISTAS
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