29 de agosto de 2007

SANTIAGO DE LINIERS VISTO A TRAVES DEL TESTIMONIO DE LOS ACTORES DE LAS INVASIONES INGLESAS


INTRODUCCION

En este Bicentenario de la Defensa, evocaremos la figura de Santiago de Liniers a través del testimonio de los testigos de aquellos heroicos sucesos.
Santiago de Liniers y Bremond nació en Francia, de noble familia. Abrazó a edad temprana la carrera naval pasando tres años como paje del gran maestre de la Orden de Malta, donde recibió excelente enseñanza. Regresó a Francia, pero en 1774 decidió ofrecer sus servicios a la Corona española. Acompañó a Pedro de Cevallos en su expedición al Río de la Plata en 1776 pero regresó a España, donde cumplió varios años de actividad naval en el agitado período que siguió.
En 1778 volvió al Río de la Plata y fallecida su primera esposa, contrajo matrimonio con la hija de Martín Sarratea, prominente comerciante y hacendado criollo de la zona. De 1802 a 1804 desempeñó funciones como gobernador político y militar de las Misiones, pero regresó a Buenos Aires asumiendo el cargo de jefe de la estación naval. Desempeñándose en el puerto de la Ensenada recibió la noticia del desembarco inglés en Quilmes. Al poco tiempo, Liniers, ferviente católico, juró ante la imagen de Nuestra Señora del Rosario en el Convento de Santo Domingo, liberar a Buenos Aires del dominio británico, ofreciéndole las banderas que tomara al enemigo.
Asimismo mantuvo una entrevista con Martín de Alzaga, poderoso comerciante y hombre público español de origen vasco, quien le convenció de que todo Buenos Aires se oponía a la ocupación británica y que sólo se necesitaba in líder que provocara un alzamiento. Liniers accedió a dirigirse a Montevideo para conseguir tropas del gobernador Ruiz Huidobro que le proveyesen la habilidad profesional y el equipo militar requeridos, mientras el criollo Juan Martín de Pueyrredón instaba a los paisanos a la rebelión y Alzaga movilizaba a los porteños.
El 12 de agosto de 1806, Beresford fue obligado a rendirse en la heroica Reconquista. Un año después, otro jefe británico, Whitelocke se vio obligado a firmar el armisticio el 6 de julio de 1807, después de enconada lucha y considerables bajas. Liniers era el héroe del momento, especialmente entre los criollos, que lo consideraban su jefe y el símbolo de su victoria.
En los siguientes testimonios hallaremos opiniones a favor y en contra de Liniers que nos acercaran a analizar su perfil humano.

JUAN MANUEL DE ROSAS

Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Militar y caudillo, estanciero y gobernador de Buenos Aires, interrumpió sus estudios para formar la compañía de niños para luchar contra las invasiones inglesas (1806-1807). Desde su exilio en Southampton (Gran Bretaña), en carta a Josefa Gómez del 2 de mayo de 1869, recordaba el Restaurador: “De 13 años, me presenté voluntario al ilustre, y noble amigo de mis padres, el Excmo. Señor general D. Santiago Liniers. Me destinó a un cañón para conducir cartuchos. Tengo la carta honrosa que me dio para mi madre, al siguiente día de terminada la victoria”.
Este relato de Rosas es tardío, pasaron más de seis décadas de los sucesos comentados, pero es innegable su participación en la Reconquista y Defensa y su afecto a Liniers.

FRANCISCO SAGUÍ

Francisco Saguí, comerciante, nació en Buenos Aires en 1785, de familia criolla sin sobrados recursos, aunque descendiente de los Home de Pesoa.
Fue alumno de Francisco Argerich y con un pequeño capital que le proporcionaron sus padres se inició en el comercio.
Apoyó la Revolución y más tarde fue cuñado de Juan Manuel de Rosas, pues se casó en 1814 con su hermana Andrea Ortiz de Rozas. Se desempeñó en el Tribunal de Alzadas y posteriormente en el de Comercio pero fue destituido del mismo por ser enemigo de la causa de la federación. Hacia 1844 escribió una crónica sobre “Los últimos cuatro años de la dominación española en el antiguo Virreinato del Río de la Plata desde 26 de junio de 1806 hasta 25 de mayo de 1810”. Saguí falleció en Buenos Aires en noviembre de 1847.
En esta crónica destaca el débil carácter de Liniers frente a los prisioneros británicos, lo que ocasiona su lamentable fuga después de la Reconquista: “Es aquí la ocasión en que debemos manifestar un acontecimiento ingratísimo, en perjuicio de la heroica bravura de los voluntarios reconquistadores: obra todo del carácter infelizmente débil y condescendiente de Liniers”. Detalla la fuga de Beresford y Pack a Montevideo: “Después de la toma de esta plaza por sir Samuel Auchmuty, fue precisa su internación a Catamarca; lo cual por su fuga quedó frustrado; fuga en que Dios sabe si se abusó por segunda vez de la excesiva bondad del señor Liniers: a lo menos (y esto fue público) se abusó de su nombre”. Saguí reproduce en su crónica el oficio de Liniers al Cabildo del 2 de marzo de 1807 que da cuenta del hecho señalado anteriormente: “Tengo el honor de escribir a V.V.E.E. sea con el triste motivo de tener que reconvenirles sobre los procederes de dos jefes de su nación, el mayor general Beresford y el teniente coronel del regimiento N° 71 don Pack, quienes olvidados de los sentimientos del honor han profugado contra su palabra y el juramento que otorgaron el día 6 de septiembre pasado, y el primero con la nota de haber propagado una insurrección en este país en que la mayor parte de sus viles cómplices, ya bajo el yugo de la ley pagarán pronto su horroroso delito, no habiendo servido semejante quebranto de la fe pública y del derecho de gentes sino a exaltar más y más el alto entusiasmo de todos los habitantes de esta ciudad; muy prontos y muy dispuestos a sepultarse bajo las cenizas de sus edificios, antes que entregarse a otra dominación que la de su legítimo soberano”.

MATEO MAGARIÑOS

El siguiente testimonio titulado “Defensa de los sucesos que tuvieron lugar, no aceptando la separación de Elío, y admisión de D. Juan Angel Michelena” es obra del influyente español Mateo Magariños (1765-1838).
Este personaje integró la Junta de Montevideo que se opuso a Liniers en 1808. Hombre de impetuoso carácter, vino a América a la edad de 8 años.
Fue abogado y amigo de varios gobernadores montevideanos, especialmente de Francisco Javier de Elío y Gaspar de Vigodet.
Su prestigio fundado en los innumerable servicios que prestó a la Corona y al Cabildo, señaladamente en ocasión de las invasiones inglesas (durante las cuales colaboró en la Defensa con gran desinterés, creando y manteniendo, aparte de su contribución pecuniaria directa, el cuerpo de “Cazadores de Magariños”), le valió ocupar altos puesto públicos y diversas distinciones. Magariños enemigo de Liniers, lo califica de partidario de Napoleón y de dar la gloria de la victoria sobre los británicos a sus paisanos franceses: “En septiembre de 1806 le sugirió la sangre francesa que corre por sus venas a el Excmo. Sr. D. Santiago Liniers dar parte como su fuera su legítimo soberano al pérfido zorro Napoleón, y suponiendo la victoria debida a sus disposiciones militares arrancó a la nación, que le distinguía en el mando y abrigaba en sus entrañas el concepto que en todas épocas ha merecido atribuyendo...la principal parte de su gloria a 4 de su nación que concurrieron en masa con los legítimos y verdaderos españoles, que exponiendo sus vidas y caudales merecieron eternizar sus nombres, y sepultando en el olvido y queriendo si le fuese dable sobre las cenizas de estos levantar los clarines de su fama para los franceses”. Recordemos que en la Reconquista participaron cuatro lanchas de abordaje armadas pro el capitán francés Hipólito Mordeille.

IGNACIO NUÑEZ

Ignacio Núñez (1792-1846), patriota, oficial y periodista, a la edad de catorce años se alistó en el regimiento de los húsares y luchó en la Reconquista. Años después fue político y escritor. Se desempeñó como funcionario de la secretaría general de la Asamblea General de 1813. Su testimonio es objetivo, pues fue testigo presencial o, por lo menos contemporáneo de los sucesos.
En sus “Noticias Históricas de la República Argentina” traza una biografía de Liniers: “Liniers nació en Francia, en Niort, lugar de Peiton: su padre fue oficial de marina, y la madre correspondía ala antigua nobleza”.
Núñez tras narrar las vicisitudes de la Reconquista destaca el júbilo popular de la Reconquista: “La reconquista llenó de júbilo a todo Buenos Aires: todas las clases, todas las condiciones quedaron satisfechas. El comandante Liniers, o el reconquistador, como se le llamó desde entonces, reuniendo el sufragio universal, vio en sus manos de desagraviarse y asegurar su fortuna...El comandante Liniers era un hombre de un carácter formal, pero generosa y condescendiente: su trato era decente, pero familiar; pero sin vanidad ni ostentación: él no pudo por lo tanto dejar de ser el primer jefe de este país, que recibiese y agasajase con igual afabilidad a los pobres y a los sucios, a los negros y a los blancos, al soldado y al oficial, produciendo de este modo un gran trastorno en las viejas y tirantes abitudes”.

Por Sandro Olaza Pallero

Bibliografía:

- CUTOLO, Vicente, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires, 1983, tomo VI.

- SOMOZA, Manuel Benito, Los trabajos sobre temas históricos y cómo realizarlos, Buenos Aires, 1979.

- PALOMBO, Guillermo, Invasiones inglesas (1806-1807). Estudio documentado, Buenos Aires, 2007.

1 comentario:

Alvaro dijo...

Me ha parecido realmente interesante su aportación, que recojo, para estudios posteriores, pues soy descendiente directo del mismo, y considero importante traer terstimonios directos. Me gustaría, por estar seguro de ello, conseguir testimonios sobre la mentira de sus relaciones con la Perichona, a la que desterró, a pesar de que su hijo estaba casado con su hija Carmen. Un saludo cordial, Alvaro Liniers